Sombrero de pluma
Huevo
Llegó Palomo, se
quedó observándola, notó algo extraña a Paloma pues estaba encima del nido con
muchas ramas, como queriendo ocultar algo. De a poco se fue acercando, imitaba
el caminar de gallina culeca para ver más detenidamente lo que quería ocultar
Paloma debajo de su cuerpo. Paloma no lo veía a los ojos, evitaba tener
contacto visual con él.
- ¿Por qué estás tan extraña? – ladeando la cabeza – Mucho más de lo normal.
- No estoy rara, brr, o eso creo.
- Entonces, si no estás rara, ¿qué tienes debajo tuyo?
- Ramas, brr, hojas y el nido – mirando a las ramas
- ¿Y debajo de eso?
- El árbol, brr, ¿qué más?
- Chistosita la gallina voladora.
- Por, brr, lo menos soy gallina no que tú que, brr, eres peor que un cuervo, brr.
- No me compares con un cuervo, ellos son peores que tú y yo y lo sabes.
- Eso no es cierto, brr, sabes que el viejo cuervo es muy diferente a todos los otros cuervos, brr, y tenemos que agradecerle mucho.
- Solamente uno de tantos.
- Punto para ti, brr.
- No cambies el tema – fastidiado –, ¿qué es lo que estás ocultando?
- Nada, brr, solamente lo tan mal que me fue, brr.
- ¿Te hirieron?
- Casi, brr, casi
- ¿Por qué? – preocupado – Cuéntame, ¿qué te pasó?
- No quiero recordarlo, brr, solamente te, brr, diré que me enjaularon, brr, como puerco
- ¿Quién te encerró?
- La viejita, brr
- ¿¡Ella!? – sorprendido – No lo creo, no se ve de ese tipo de personas.
- Brr, pues créelo porque, brr, me encerró en una pequeña jaula oxidada, brr, sentía que me asfixiaba. No tenía espacio, brr.
- ¿Cómo escapaste?
- Porque, brr, estuve picoteando el clavo que estaba soportando, brr, la jaula.
- Entonces a mí me fue muy tranquilo al contrario que a mí.
- ¿Por qué? Brr
- Porque solamente oí al viejito enfurecer por una llamada, tal vez por lo mismo de la internación, quien sabe.
- Pues quien sabe, brr ¿No quieres darte otra vuelta para verlo de nuevo?
- Estoy algo dolorido, pero contéstame algo
- ¿Qué? Brr
- ¿Por qué estás así?
- ¿Cómo así? Brr – preocupada
- Sí, algo angustiada, preocupada, enojada o no sé qué.
- Brr, exageras.
- Ya hablando en serio, solamente me preocupo por ti.
- Si tanto, brr, te preocupas por mí mejor vete, brr, por migajas de pan.
- ¿Acaso me engañas?
- ¿Qué? Brr ¿Qué tonterías dices? Brr
- No es tontería, es que creo que ya no quieres estar conmigo.
- No es que no quiera estar contigo, brr, solamente que sigo enojada, brr, por lo que dijiste del huevo, brr.
- ¿Por qué te preocupa? No creo que tengamos uno ahora, por cierto ¿cómo te sentiste?
- ¿¡Ahora sí te preocupas rata alada!? Brr – enojada
- Sabes que siempre me preocupas, aunque no lo parezca.
- Brr ¿Quieres que te diga la verdad, brr?
- ¿Cuál verdad? – angustiado
- Agárrate que ahí te va, brr. Cuando llegué al departamento de la viejita me desmayé en una ventana por unos momentos, brr, porque me dolía mucho el estómago, brr, cuando desperté estaba en la jaula y conmigo estaba un huevo que sé que es de mis entrañas, brr. Desperté sin dolor, brr, sabía que es mío. El olor que el huevo desprendía era mío. Reconozco que, quizás, no sepamos qué hacer con él, brr, pero te pido que lo tengamos y cuidemos, que intentemos criarlo, brr.
A Palomo se le borró la expresividad en su cara
quedándose en un estado de impacto de forma descomunal. La sorpresa fue
tremenda, se sentó sin poder decir absolutamente nada. Comenzó a
hiperventilarse hasta su pronto desmayo. Paloma lo auxilió en todo momento. En
esos momentos fueron eternos ante no denotar signos de vida.
Pasaron un par de minutos, cuando de nuevo
estuvo consciente se levantó para recorrer un poco el nido. Al ver el huevo,
volvió a desmayarse de forma abrupta; sin embargo, su cuerpo tropezó hacia la
entrada del tronco cayéndose fuera del nido. Paloma pudo agarrarlo de su pata;
sin embargo, su fuerza era casi nula, se estaba resbalando del árbol…
Décimo tercer capítulo: Sombrero de pluma. Capítulo 13. (plumaalaireescritores.blogspot.com)
Décimo quinto capítulo: Sombrero de pluma. Capítulo 15. (plumaalaireescritores.blogspot.com)
Créditos: Doctor Suavecito
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