Monstruosidad guerrera. Capítulo 3.

MONSTRUOSIDAD GUERRERA

Cazando licántropos

El Charro Negro se adentró en un bosque extenso y casi impenetrable, en su camino se encontró con un par de osos, una jauría de lobos, varios búhos y un par de roedores. Su caballo comenzó a alterarse, algo comenzaba a seguirlos, algo más fuerte que un oso. El Charro Negro preparó la vieja pistola con las balas de plata, paró el caballo y bajó, vio hacia los árboles y se encontró con una gran sombra que por detrás se le acercaba, volteó y la gran criatura se le aventó para devorarlo, pero le dio tres balazos cercanos al corazón y el primer licántropo cayó. Se le acercó y comenzó a revisar al hombre lobo, no le convenció ya que era un hombre lobo muy viejo así que decidió dejarlo ahí para que muriera. Un kilómetro al norte se ya se encontraba en una zona despejada de árboles, cerca de un riachuelo el Charro Negro se detuvo para que el caballo tomara agua. El ruido del río impidió que ambos escucharan que algo muy grande estaba acercándose. Al terminar de beber…

  • ¡Y aquí viene la verdadera pelea! – exclamó con emoción

Un hombre lobo apareció de entre las sombras, le tomó del pescuezo y lo arrojó del otro lado del arroyo. El caballo salió corriendo. El Charro, en un ataque de enojo, se transformó en una criatura negra de dos metros, delgada, esquelética, sus manos eran garras afiladas, sus pies se convirtieron en una cola de serpiente, sus ojos se tornaron rojos, sus dientes se hicieron iguales a los del hombre lobo.

  • ¡Ahora sí viene la verdadera diversión!

El hombre lobo saltó dirigiéndose sobre el Charro Negro, por otra parte, él lo tomó la pierna en el aire y lo estampó contra una roca. Se quedó noqueado. El Charro tomó una piedra y se la lanzaría en la cabeza, pero otro hombre lobo salió de la nada y lo derribó. Este segundo ente se veía más delicado y apacible, era una mujer lobo.

  • ¡Encontré la parejita! – con sonrisa – ¡No importa si son diez, acabaré con ustedes! – enojado

El Charro Negro chasqueó y duplicó su tamaño. En dos golpes pudo desmayar a la mujer lobo haciendo que se desmayara. Los revisó y estaban en excelente condición física fuera de unos cuantos moretones. Con un par de aplausos y silbidos aquellas bestias se transportaron al establo perfectamente amarrados. En un chasquido, el Charro Negro se transformó de nuevo en su forma normal y llamó a su caballo, curiosamente ya estaba cerca de él.

  • Nunca me han gustado esas cosas – exclamó – ¿Cómo ves mi estimado?
El caballo relinchó contestándole. El Charro se subió de nuevo al caballo y sacó una brújula de su pantalón, señalaba a una cueva que estaba a cien metros de donde estaba. Al llegar a la entrada de esa cueva el caballo no quiso entrar así que el jinete se bajó para adentrarse, seguía teniendo la brújula y marcaba que alguien estaba dentro. La cueva cada vez se hacía más oscura hasta que a lo lejos se vio una luz de una fogata y se dirigió con la sombra que estaba ahí a lado.
  • ¡Mi querida Chupacabras! – inicia – Dime ¿Hace cuánto tiempo no nos vemos?
La Chupacabras estaba en una forma humanoide, era similar a una mujer flaca de la tercera edad, estaba erguida, utilizaba ropa andrajosa y mugrienta, casi no tenía cabello y el poco que tenía era blanco. Al vislumbrar al Charro Negro, a ella se le pintó una sonrisa en el rostro.
  • ¡Querido Charro! – dice – ¡Que gusto volver a verte!
  • También es un gusto
Ambos se abrazan y se guarda la brújula. El Charro Negro se sentó en un pequeño tronco que estaba enfrente de la fogata.
  • Perdona si no te puedo ofrecer algo de comer – explica – lo que pasa es que hace mucho que no me he transformado
  • ¿Eso por qué?
  • No he visto la luz de luna y me he alimentado de tubérculos, ya nada de carne
  • ¿Por qué ese cambio tan drástico de dieta?
  • No sé, pero ya he tomado mucho más el control, no como mi padre
  • Déjame decirte que te doy mi pésame por lo que pasó con él
  • No te preocupes, él sabía los riesgos que era irse a Asia con los dragones y brujas de ahí, pero vivió bien
  • ¿No quisieras hacer lo mismo que él? No irte a Asia, pero sí explorar el país
  • No, realmente no pues no quiero encontrarme ni con las malditas Tlahuelpuchis ni con los Aluxes tramposos o tampoco con el Sinsimito, siento que es una rata
  • ¿Y con tu pariente yucateco, el Huay Chivo?
  • Me cae gordo, siempre me confunden con él
  • Ahí no hay nada que hacerle
  • Perdóname Charro, pero no creo que tu visita fue por pura casualidad ¿Cuáles son tus intenciones?
  • Mira, hay una nueva amenaza que ahora acecha y quisiera tu apoyo
  • ¿Mi apoyo? – sorprendida – ¿Qué? ¿Acaso el Charro Negro no puede con esa amenaza de la que dice! Tanto que presumía de su poder y ahora no puede sin ayuda – burlándose
  • Los dos sabemos que yo soy el que tiene más poder de todos los monstruos del continente
  • Entonces ¿Por qué me pides ayuda? Y ¿De qué amenaza se trata?
  • Son de las Tlahuelpuchis, quieren derrocarme
  • ¡Por favor! – carcajeando – Ellas solamente quieren beber sangre y verse bien, no noto ningún problema con ellas
  • Y si te dijera que controlaron a las momias
  • ¿Cómo las controlaron?
  • No sé, pero me supongo que irán por más
  • ¿Cómo quienes?
  • No sé, quizás con tu primo yucateco o los chaneques o los Ahuízotl
  • ¿Todavía existen esos últimos?
  • Según yo, todavía quedaban en Xochimilco, pero no sé con exactitud
  • Vaya, que sorpresa
  • Volvamos al tema central – fastidiado – ¿Me vas a ayudar?
  • ¿Cómo te puedo ayudar?
  • Tú, como una licántropa trifásica, puedes cambiar tu forma como los hombres lobo…
  • Ya lo sé, – interrumpe – no me tienes que volver a explicar lo que soy
  • Y si te dijera que puedo quitarte esa maldición que arrastra tu familia desde hace cuantiosos años
  • ¿Cómo puedes quitármela?
  • Ayúdame en esta guerra y te liberaré de la maldición

La Chupacabras vio al fuego, pensó por unos momentos, se vio las manos y se tocó la cara, pensaba que su tiempo ya no era mucho en este plano terrenal. Dudosa e inquieta no podía darle una opción certera a su ofrecimiento.

  • Si me ayudas a quitarme esta cosa, – decaída – acepto
  • Claro, solamente acompáñame a la salida pues tengo algo que mostrarte
La Chupacabras estaba confundida, pero fue con él. Al salir, ella se ocultó de la luz de luna por temor a que se volviera a transformar. El Charro, sorpresivamente, le disparó un veneno que se le inyectó en el brazo izquierdo.
  • ¿Qué me hiciste? – asustada
  • Un pequeño regalo
La mente de la Chupacabras se empezó a nublar, la persona que controlaba su mentalidad ya se había ido quedándose encerrada indefinidamente y sus otras tres transformaciones empezaron a salir a flote. Primero apareció la mentalidad de agua, la cual hizo que su cuerpo se hiciera un poco más chaparro, se jorobó, su piel se tornó azulada, sus ojos se agrandaron, le salieron agallas y branquias, sus manos y pies se transformaron en palmas para nadar y de su espalda emergieron unos pinchos venenosos asemejándose al puercoespín, se asemejaba a una rana, medía cerca de un metro con cincuenta centímetros. Se iba a abalanzar contra el Charro Negro, pero ante la falta de agua, se desplomó.
  • ¡Patética transformación! – susurró el Charro Negro
El cuerpo de la Chupacabras estaba moribundo en esa forma, pero su segunda mentalidad se apoderó del cuerpo. Comenzó a temblar, pronto, le salió muchísimo pelo, sus extremidades se alargaron convirtiéndose en patas de can, las garras se afilaron, le salió una cola, sus branquias y llagas desaparecieron por completo y apareció una gran nariz de perro, en su hocico cada uno de sus dientes eran cuchillos filosos, las puntas venenosas crecieron, adoptó la apariencia de un lobo gigante pues de alto medía cerca del metro con sesenta centímetros. Se levantó del suelo y se puso en posición de ataque, salió de la cueva y el poder de la luna hizo que sus sentidos se agudizaran, el color que tomó fue una especie de blanco grisáceo. El Charro sacó su brújula y la aventó cerca de su nariz. La Chupacabras olió la brújula y de esta salió un humo morado el cual desmayó a la Chupacabras.
  • ¡Ya viene la mejor transformación! – emocionado

El cuerpo de la Chupacabras estaba con sus extremidades extendidas y la tercera mentalidad estaba apareciendo. De pronto, aumentó su tamaño a cuatro metros, las extremidades superiores se comenzaron a alargar y a salir una membrana de piel igualándose a las alas de los murciélagos, el pelo se fue haciendo muy pequeño haciéndolo casi imperceptible, el cráneo de perro cambió por uno de humano, pero se conservaron los mismos dientes, las extremidades inferiores se hicieron de puma, su cola se hizo delgada similar a un látigo, se hizo bastante delgado y exageradamente fuerte. Desaparecieron las espinas de la espalda. Su color se tornó negro. Se levantó y postró con sus cuatro extremidades, giró su cabeza y con su ala le dio un golpe al Charro y al caballo lanzándolos a diez metros de donde estaban, el Chupacabras voló y vio su panorama. El Charro chasqueó y desapareció su caballo.
  • Ya inició el juego – con risa en rostro
Con otro casquear, se había convertido en la misma criatura que confrontó a los hombres lobo. Llamó la atención de la Chupacabras y ésta se dirigió en picada sobre él. Antes de que lo impactara creó un portar en el que la Chupacabras entró, tristemente no llevaba a ningún lado más que al suelo rocoso donde se desmayó por el gran impacto. El Charro se dirigió con ella y tomó algunas medidas, en seguida, chifló y aplaudió para que desapareciera la gran Chupacabras, de nuevo apareció perfectamente amarrada en el establo. La luz de día estaba saliendo y el Charro volvió a la normalidad, notó que su traje estaba ligeramente roto, pero no le tomó importancia y con un chaqueo llegó a la mansión donde Pancho estaba vuelto loco tratando de tranquilizar al caballo y a Xolo que estaban alterados.
  • Collares – susurró

El caballo y Xolo se transformaron en pequeños amuletos que cayeron al suelo, Pancho notó a su amo con grandes rasgaduras en el traje.
  • ¿Quiere que le cambie el traje? – pregunta
  • No, solamente tráeme un pulque
  • ¿Qué hago con Xolo y su caballo?
  • Déjamelos con mi taza de pulque
  • ¿Qué más se le ofrece?
  • Checa a nuestros nuevos huéspedes
  • Sí, claro, pero ¿Dónde se encuentran?
  • En el establo
  • En seguida señor

La luz del día iluminó toda la mansión y el Charro fue casi corriendo a su habitación. Pancho le sirvió el pulque con un pequeño gusano de acompañamiento, en una charola puso el pulque, los amuletos y llamó a dos murciélagos para que le llevaran las cosas al cuarto del Charro. Pancho se fue a revisar los establos y con mucho cuidado verificó a los dos hombres lobo que estaban demasiado agresivos y a la vez asustados, la Chupacabras estaba cambiando constantemente de forma.

  • Oye, – dice la mujer lobo – ¡Libéranos de aquí! – exige
  • ¿Por qué haría eso?
  • Para no devorarte
  • Sí, – contesta la Chupacabras – si nos dejas libres trataremos de no comerte
  • Ni con sus mejores amenazas podrán convencerme
Se alocaron más y Pancho salió muy rápido de ahí. Salió de la mansión y recolectó sábila, trozos de maguey, regó a los cactus y los agaves, adicionalmente plantó un par de plantas carnívoras a los lados de todas las puertas por protección. El día se le fue rapidísimo y pronto la luz del sol ya se estaba ocultando, antes de que se metiera, un grupo de aluxes apareció en la entrada del gran jardín y Pancho fue corriendo hacia ellos enfrentándoles.
  • ¡Lárguense de aquí! – grita
  • ¡No nos corras! – contesta el líder – Tenemos derecho de estar por estos lares
  • Pero no en mis tierras, ¡Lárguense!
  • Danos algo y nos iremos
  • ¿Algo de qué?
  • Danos tres frutos de nopal y nos iremos
  • ¿Para qué los quieren?
  • ¿Crees que no comemos?

Pancho hizo una mueca, se dirigió al nopal más cercano y con mucho cuidado les dio cuatro frutos del nopal. Después de que comieran se largaron. Rápidamente se metió a la casa pues sentía una presencia muy poderosa cerca de ahí y no era la del Charro Negro…

Mientras tanto, en la cueva de las Tlahuelpuchis, la líder estaba desesperada pues la noche ya había llegado y las momias no llegaban.
  • ¡Recuérdenme que jamás vuelva a mandar a las momias para un encargo de esta índole! – enojada
  • Tú tuviste la culpa – contesta Marcela – ¿Para qué las mandas?
  • ¿Y si vamos a buscarlas? – pregunta Mariana
  • No tengo su rastro
  • No hace falta, desde que me transformaron en esa cosa espantosa, mi olfato y oído mejoró mucho
  • Búscalas, te seguimos
Mariana olfateó como un vil perro, luego de unos segundos pudo obtener su rastro. Se transformaron en humo y salieron. No llegaron ni a los cien metros y las momias venían corriendo con dirección a la cueva, estaban tomando de todas sus extremidades a un único Ahuízotl. Rápidamente, las Tlahuelpuchis, bajaron y los detuvieron.
  • ¿¡POR QUÉ TRAJERON A UNO!? – grita desesperada la líder
  • No es fácil agarrarlos en su medio – contestó apenada la momia líder de la operación
  • ¡ESA NO ES EXCUSA VÁLIDA! – berreó
  • Es el alfa del grupo
Las tres se quedaron perplejas, no sabían que se reunían en manadas o jaurías y mucho menos que tenían un dirigente a seguir.
  • ¿Cómo sabes que es el alfa? – pregunta Marcela
  • Porque todos los restantes bajaban la mirada cuando él pasaba
  • Llévenlo rápido a la cueva, ¡PERO YA! – gritando la líder
Fueron lo más rápido que pudieron. Cuando todos estuvieron en la cueva, la líder Tlahuelpuchi tomó el libro abriéndolo en la página que utilizó para controlar a Mariana.
  • ¡Suéltenlo! – profirió la líder
  • ¿Segura? – preguntó una momia
  • Sí, suéltenlo
Lo soltaron, el Ahuízotl vio con desprecio y rabia, se puso para atacarla, cerró el puño de la cola e hizo muecas. La líder recitó el hechizo de control mental – Quien ahora yo quiero controlar está frente a mí, la criatura mitológica ahora estará bajo mi control. Él hará todo lo que haga yo, un perfecto espejo será por ti. Las heridas serán ante ti, yo mantendré la salud al montón. – al terminar de decir eso, se empezaron a formar unos lazos azules y el Ahuízotl aulló en señal de relajación, se les crearon un anillo en las cabezas con la misma coloración que los lazos. Algo salió mal pues el Ahuízotl tomó el control e intentó escapar, pero las momias lo detuvieron y Marcela rompió el hechizo. Las momias se abalanzaron sobre la bestia impidiéndole moverse.
  • ¿Qué habrá salido mal? – pregunta preocupada Mariana
  • Quizás era muy sensible – contesta Marcela
  • ¿Si lo intentas tú?
  • ¿Por qué yo?
  • Yo a raíz de que me transformaron en esa bestia, mis sentidos se agudizaron y con los de él me podría lastimar más
Marcela repitió el hechizo, curiosamente, los lazos y anillos formados tenían una coloración rojiza asemejándose al color de sus ojos, Marcela hizo que el Ahuízotl se durmiera profundamente y las momias se quitaron de él. La líder despertó.
  • ¿Qué pasó? – pregunta aturdida – ¿Qué me pasó?
  • Controlé a la criatura y te desmayaste – contesta Marcela
  • ¿La controlaste?
  • Hice que se durmiera
  • ¿Qué vamos a hacer con él? – cuestiona Mariana
  • Ante la nueva información que nos dieron las momias – inicia la líder – iniciaremos con la segunda fase del plan, traeremos a los Ahuízotl
  • Estaremos muy apretujados aquí – replicó Marcela – además de que son muy peligrosos
  • Pero no podemos irnos con ellos – dice Mariana – no podemos irnos por el sol
  • Podemos irnos – interfiere la líder – pero tendríamos que irnos de noche o…
  • ¿O qué? – preguntan
  • Podemos hacer que vengan a donde queramos
  • ¿Cómo? – interroga Mariana
  • Tenemos a su líder, bueno, podemos crear una pequeña llamada de auxilio proveniente de la mansión del Charro Negro
  • Y así creerán que su líder está adentro – interrumpe Mariana
  • ¡Exactamente!
  • ¿Cuándo entraríamos nosotras con las momias? – interrumpe Marcela
  • Cuando ellos ataquen nosotras entraremos con las momias, aunque creo que necesitaremos una pequeña ayuda extra
  • ¿De quién? – pregunta Mariana
  • No podríamos pedir ayuda de monstruos grandes porque son mucho más agresivos que nosotras y podrían revelarse en nuestra contra
  • Entonces – hace pequeña pausa – ¿Monstruos pequeños?
  • Sí, como los aluxes que son muy fáciles de convencer
  • Prefiero a un Sinsimito en pleno desarrollo – contesta Marcela
  • Pero no tenemos tiempo para irnos para la península de Yucatán, dentro de tres noches alcanzaremos nuestro máximo poder
  • ¿Es luna llena? – cuestiona Mariana
  • Luna de sangre – contesta Marcela
  • Cuando llegue esa noche, – continúa la líder – ¡Derrocaremos al Charro Negro!
  • En lo que llega esa noche, ¿Qué hacemos? – pregunta Mariana
  • Tú buscarás a algunos Chaneques o Aluxes, Marcela traerá a los Ahuízotl y las momias traerán a más de las suyas
  • ¿Dónde las traemos? – pregunta una momia
  • No sé, si están en terradas o qué sé, traigan a más ejército, no me importa si traen a guerreros de terracota
  • ¿Para cuándo? – ingenua pregunta la momia
  • ¡PARA AYER!
Todos salieron aterrados. Mariana se transformó en humo y comenzó a rastrear a muchas tribus de chaneques que estuvieran cercanas a la cueva. Marcela hizo que se despertara el Ahuízotl, fueron hacia Xochimilco, el canino corrió muy rápido y ella se transformó en humo siguiéndolo de cerca. Las momias corrieron por temor de la líder, pero no sabían hacia dónde irse, estuvieron vagando sin rumbo fijo durante toda la noche.
  • ¡Inútiles! – susurró

La líder se quedó en la cueva pensando en qué hacer, se sentó y se tocó la frente, chasqueó y un libro vino ante ella. Al abrirlo, encontró dos hechizos para ver el futuro. El primero de ellos era hacer un círculo y adentro de este hacer un triángulo, colocar un par de gotas de sangre del que quiere ver el futuro y recitar un verso, luego se verían tres días en el futuro. El segundo de los hechizos era recitar varios versos y comenzaría a ver dos futuros del tiempo que quisiera, pero gastaba energía de manera excesiva. Decidió irse por el primero. Hizo lo que ahí le pedía, se sacó sangre cortándose con una daga y comenzó a recitar – Mente vaga, pensamiento bodrio y algún recuerdo roto. Íbamos a ser lo que en el futuro ahora se ve. – terminando de recitar, el círculo del piso se iluminó dando alusión a un espejo, por primera y única vez pudo ver su reflejo, después, la imagen clara empezó a convertirse en negro y con una voz gravemente se escuchó.
  • Tienes una sola pregunta, di la duda de tu futuro
  • ¿Qué pasará en la guerra contra el Charro Negro?
Ese círculo se empezó a colorar de nuevo, la situó dentro de tres noches, aquella batalla sería una verdadera catástrofe para ambos, destrucción, sin pena ni gloria, todo acabará en desgracias fatídicas, fuego, sangre derramada. Después de mostrarle ese futuro, el círculo se cuarteó y la imagen desapareció dejando ver de nuevo el suelo. La líder se quedó inquieta después de esa visión, le heló la sangre.
  • Ese fue uno de los futuros – una voz resonó
  • ¿De cuántos? – replicó
  • De diez…
Se quedó pensativa sin decir absolutamente nada. En un manotear apareció un puro prendido, empezó a fumarlo para que se le tranquilizaran los nervios.



Créditos: Doctor Suavecito.

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