Memorias de un poeta.
Tragicomedias
La noche fría e impía se convirtió en día esperanzador. Anastasio se levantó algo animado, hace mucho que no despertaba así, después de tomar sus medicinas, salió de su cuarto hacia la cocina y preparó su desayuno, comió algo ligero. Luego de limpiar el comedor y lavar los trastes, se tronó los dedos para poder sentirlos, ya no podía con sus enfermedades. Se bañó y arregló para irse al seguro y regresar lo más pronto posible...
Luego de sus estudios, salió un poco deprimido después del diagnóstico médico. Almorzó una torta de tamal y mínimo sus tristezas se unieron a las masas. Tardó media hora más en arribar a su morada. Más de dos horas de viaje y espera para una consulta de diez minutos.
Cuando pudo llegar a su casa, devoró una naranja y guardó la cáscara. Quiso ponerse a leer, pero recordó el pequeño diario que el día anterior prometió realizar, no faltaría a su palabra, así que fue a ese viejo cuarto. Al entrar, recordó el viejo olor de los puros que fumaba junto a la pipa de su querida... Agarró el cuadernillo y una pluma, pero en lugar de sentarse en el viejo sillón de esa habitación, se fue a la sala para sentirse más cómodo y poder estar al pendiente del tiempo. Abrió la libreta en la página que ayer se quedó e inició a escribir.
12 de Julio de 2100
A lo mejor se me haga un vicio el escribir de nuevo. Mi vida ha sido una tragicomedia, una vil tragicomedia más llena de tragedias que de comedias.
Antes de contarles algo más de mi pasado como lo hice ayer, déjenme contarles mi ida al doctor, que creo que ayer los intrigué al igual que yo lo hice. Al llegar con el doctor, me elaboró los exámenes y me dijo que notó algunas irregularidades en todo pues, a comparación del mes pasado, la enfermedad ya había avanzado notoriamente, posiblemente ya no había nada más que hacer. Dijo que volviera en dos días para los resultados. Triste, ¿No creen?
Continuemos con mi pasado, exactamente a la etapa de mis quince...
Cuando tenía quince, específicamente cuando entré a CCH, me hice de buenos amigos que apreciaban mis obras maestras. Todavía recuerdo que eran cuatro amigos que, a pesar de distanciarnos, siempre tratábamos de encontrarnos. Entre nosotros promovíamos mis escritos. Varios escritos lograron ganar premios, unos de los más importantes fueron: "Narraciones poéticas", "Poesía crítica" o "Cuento científico". En ese entonces hice mi primer cuento y de ahí supe que jamás iría para atrás, supe que siempre subiría. ¿Quién diría que por un desahogo emocional podría alcanzar triunfos y premios excepcionales? Ha sido una de las mejores y peores decisiones que he tomado a lo largo de mi maldita vida.
Amistades... creo que esas amistades CCH'ERAS fueron las más duraderas que he tenido, pero tristemente cada uno eligió su camino. Mi querido Ernesto, el más alto y callado del grupo, eligió tomar la carrera de diseño gráfico e ingeniería civil. Mi apreciado Ariel, el fornido y alto del grupo, tomó la carrera de contabilidad, aunque siguió su vida de vicio. Mi estimado Daniel, el más delgado e introvertido del grupo, decidió irse a pedagogía, nunca me lo imaginé de él. Y por último, pero no menos importante, mi compadre Alan se fue al mundo musical a pesar de que su familia se opusiera. Yo me fui para dos carreras, medicina y filosofía y letras, cuando acabé las dos carreras terminé desecho. Algo curioso es que jamás puse en práctica lo aprendido en medicina. Me pregunto, ¿Qué habrá sido de ellos? ¿Por qué jamás nos volvimos a ver? Siempre me lo he preguntado, pero no puedo reprocharle nada a la muerte que se llevó a todos los que consideré familia...
Otra decisión de la cual no me arrepentiré ni siquiera el día que muera es el abandonar a mi familia. Al tener la mayoría de edad, tomé mis maletas y me largué. Desde ese día que decidí ser yo, no he visto a mi familia cercana. Lo único que supe de ellos es que mi madre murió por aquel idiota que se dice mi padre. Mi hermana escapó igual que yo, pero ella se fue con su novia y ahora ambas tienen un negocio de no sé qué. Ese tipejo murió de tristeza y soledad. Lo único que me arrepiento es haber dejado a mi hermana y perderme de su vida a la par de no estar para proteger a mi madre...
Hice una pequeña pausa pues tocaron la puerta. No era nadie importante, solo alguien de la propaganda.
Ahora que estoy leyendo el texto, igual que ayer, entrelazo muchas cosas que no tienen sentido entre sí, o yo no le veo el sentido. Por hoy dejaré de escribir para reacomodar mis ideas...
Terminó de escribir y se levantó de la sala, se dirigió al pequeño cuarto y dejó la libreta en su lugar. Notó que debajo del escritorio había algo. Con mucha dificultad bajó y recogió ese objeto. Para su sorpresa, era la pipa de Josefa. Se puso sentimentalista, aventó la pipa en el escritorio y salió del cuarto. El resto del día no pudo sacarse de la mente el reencontrar un objeto tan preciado para ambos. La noche llegó y se puso a cenar. Una vez que terminó de cenar, decidió volver al cuarto y tomar la pipa. Al llegar a la puerta de esa habitación, sus manos temblaron, sus labios comenzaron a cerrarse, de su garganta no podían salir palabras. Finalmente, no pudo entrar al cuarto y se encerró en su habitación. Antes de que se durmiera, le entró una muy fuerte sensación de fumar puro, esa ansiedad llegó a tanto que no pudo dormir en toda la noche.
Créditos: Doctor Suavecito
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