Memorias de un poeta.
Realidad
Alterado, confundido, aturdido, mareado y con un dolor de cabeza como si le hubieran golpeado fuertemente y en repetidas ocasiones. Se dio cuenta que apenas había amanecido, el cuaderno y la pluma estaban tiradas y las levantó. Vio su última anotación, el 16 de julio, osease, el día de ayer. Había pasado el día inconsciente.
Leyó la pobre anotación y se arrepintió de lo que escribió, en un ataque de inconsciencia, rayó la anotación del día anterior. Antes de que se pusiera a escribir de nuevo, se dio cuenta que estaba completamente desnudo y su ventana estaba abierta. Rápidamente cerró las cortinas y se puso su pijama, curiosamente, se sintió observado.
Se sentó a la orilla de la cama y escribió...
17 de junio de 2100
Si aprecian la hoja anterior, fuera de que está pintarrajeada, me arrepentí de algunas cosas que escribí, creo que estaba como tusa borracha diciendo cosas que juré llevarme a la tumba. Si sigo escribiendo no las diré jamás.
Únicamente les diré el cómo conocí a Melquiades. Le decía así pues nunca supe su nombre, o creo que jamás me lo dijo.
No recuerdo con precisión como fue el que nos conocimos, nada más recuerdo que en una ocasión me golpearon la cabeza unos tipejos montoneros. No supe qué fue lo que me pasó, solamente sé desperté en el hospital con él. Me asusté bastante y más por el insoportable dolor que tenía. Ahora que lo pienso, a partir de ese día siempre he escuchado ese pitido incesante.
Platiqué con mi contemporáneo, me dijo que le dijera Melquiades pues su nombre no le gustaba. Pasé múltiples cosas con él, cabe aclarar que todo ésto fue antes de conocer a mi querida Josefina...
Hice cosas que, ahora como viejo, me arrepiento pues, tristemente, Melquiades partió de este mundo ante una protesta que hicimos. Recuerdo que en esa protesta algo iba a pasar, tenía esa sensación, pero mi compadre me despreocupó momentáneamente hasta ese fatídico año, 2030, nos agarraron a todos por el autoritario mandatario... Un policía balaceó a mi amigo, a mi hermano, yo no pude hacer nada pues me dieron un golpe con una macana (desde ese momento escucho un pitido largo y me duele la nuca). Ese evento se podría comparar con la matanza del 68...
Lo que hice en esa protesta, espero, jamás será revelado o descubierto, pero ya estoy temiendo por mi integridad física y moral. Quizás sean mis medicamentos, quizás sean mis ideas de escritor o quizás sean mis malestares los cuales hacen que me sienta perseguido por alguien.
Dejaré de escribir por hoy.
Divisó una sombra horrorosa en su ventana. Con mucho miedo se fue acercando y levantó la cortina, afuera había policías quienes “vigilaban” la zona, pero realmente lo estaban cazando. Se puso muy nervioso y prefirió irse a dormir a su sala para, según él, estar a salvo.
La triste realidad del país en lo que se había vuelto México ya estaba comenzando a florecer...
Créditos: Doctor Suavecito
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