La ciudad
Acaudalada
Como en todas las ciudades, existe
quien es el más rico y poderoso del lugar. Las riquezas acumuladas no se
deberían quedar en tan solo una persona, pero tristemente parece que siempre
pasa así y jamás dejará de serlo. La más rica de la ciudad es dueña de YAZMEX,
asociada mayoritaria de JAX, la que controla los edificios comerciales y
casi todas las farmacéuticas del mercado, excepto la del virólogo con el cual
tenía en extremo riñas por quién controlaría el mercado de los fármacos.
La riqueza de la señora acaudalada
las habría amasado por medio de pequeños locales en toda la ciudad aliándose
con la mafia comenzando a eliminar a la competencia. Cuando estos pequeños
comercios no podían sostenerse, se veían obligados a vender y la única que
podía comprarlos era esta extravagante señora.
Los negocios fueron fructíferos
hasta poder comprar el primer único edificio abandonado en toda la ciudad. Una
pequeña constructora llamada Constructoras Ramón, la predecesora de YAZMEX,
fue la única que ayudó a la construcción y conclusión de ese gran edificio. Una
propuesta llegó a la señora, un matrimonio con el dueño de la constructora. La
propuesta no se hizo esperar, el matrimonio se consumó; sin embargo, una
“enfermedad” se hizo presente al marido dejando la constructora a la mujer. Gracias
a la administración de la señora, la constructora fue renombrada al nombre que
ahora se conoce. El jefe de la mafia se convirtió en su socio del bajo mundo.
El edificio fue el punto inicial de
su imperio, del nuevo monopolio de esta ciudadela.
En su punto de máximo apogeo
compraron varios puntos del puerto. El dinero fue en aumento; sin embargo, los
gastos también…
Situándonos en la actualidad, la
señora se posicionaba como la más adinerada de la ciudad; no obstante, ella no
era quien contaba con las empresas más fuertes.
Estando en la oficina, sacó unos papeles y
comenzó a escribir y firmar, pronto, en su silencio eterno, prendió el radio. Recibimos
noticias de que en los muelles hubo un accidente en los contenedores
perdiéndose la mercancía y maquinaria de “CARTER Constructor”, la competencia
de la constructora “YAZMEX Constructores” – decía la comentarista –. Y en
otras noticias, día de ayer en altas horas de la madrugada ocurrió un extraño
accidente, la farmacéutica Marcelina explotó por la aparente caída de un
árbol. Lo inexplicable es la caída de este árbol pues se encontraba del otro
lado de la calle. Las autoridades están investigando, pudo haber heridos pues
los peritos que llegaron a la zona encontraron ropa calcinada. La constructora “YAZMEX
Construcciones” se ha puesto en marcha con la reconstrucción del edificio, pero
conforme a este incidente muy posiblemente puedan irse a la bancarrota. Quedó
sorprendida pues ¿quién pudo generar tantos daños sin ser ella la
protagonista?, pero también se alegraba de que pronto se eliminaría la próxima
competencia fuerte de la ciudad. Llamaron a la puerta, era su socio. Su sonrisa
no cabía en su cara. Sin más, entró.
- Y al parecer ya te enteraste de la noticia por el radio, – señalando – congratulaciones mi estimada.
- Congratulaciones a ti también – sonriente –, pero no habría que festejar ahora. – apagó el radio
- ¿Por qué lo dices?
- Sabes que el dinero no ha ingresado de buena manera, al paso que vamos, parece que nos estancaremos en menos de dos meses si no nos extendemos a otras ciudades.
- Si eliminamos a la competencia, podremos regresar a nuestro apogeo.
- Tú sabes que no es así, ni siquiera eliminando a todos nuestros competidores podríamos ser lo que fuimos.
- Pero no estamos en números rojos y nuestro imperio no se acabará pronto.
- Tendríamos que recortar gastos, evitando así caer pronto.
- En caso de que no quisieras que pronto cayéramos pronto en números rojos, cancelarías el proyecto en el que estás trabajando.
- Tú sabes que ese proyecto nos convendrá después, curiosamente ahora ya nos está sirviendo, ¿tú de dónde crees que tuvimos el gran avance?
- ¿Ya probaste el traje? – sorprendido
- Claro que sí – sonriente –, pero sufrió un par de daños.
- ¿Qué daños sufrió el traje?
- Las piernas sufrieron un daño por los grandes saltos, tenemos que cambiar los amortiguadores, también se tiene que cambiar la refrigeración de la cabina.
- ¿Tan solo eso? – curiosea – Pensé que otra problemática sería…
- ¿La reacción de movimientos? – interrumpiéndole –, así es, también existe esa falla junto con la reparación de la cual tú te habías encargado y, supuestamente, la habías arreglado.
- Las pruebas salieron positivas, no sé el motivo por el cual no sirvió en el campo de batalla, ¿sufrió algún daño durante el ataque?
- Ninguno, solamente lo que no sirvió durante el ataque. Solamente que tengo una preocupación.
- ¿Qué preocupación?
- Alguien se nos adelantó en los ataques.
- ¿Qué? – sorprendido –, ¿cómo que alguien se nos adelantó en los ataques?
- Sí, probé el traje en los muelles, ataqué la mercancía proveniente de otras empresas y de ahí surgieron los daños. Pero la noticia de hoy fue diferente. Y no puedo esperar a que ese otro individuo ataque antes que nosotros, el segundo ataque debe ser hoy en la noche.
- Podemos esperar, digo, la constructora estará ocupada en la construcción de lo que hiciste y también por lo de ese desconocido.
- ¿En cuánto tiempo podrás arreglar el traje?
- Podríamos arreglarlo completamente en diez días, pero requiero un lugar exclusivo, evitando a los mirones y el muelle no es una opción en este momento.
- Por favor, tú eres la mafia. Antes de que te hicieras un empresario, tú eras un simple matón.
- Arrepiéntete de lo que dijiste, oportunista.
- ¿Cómo osas decirme?
- Seamos realistas, te casaste con Ramón por la conveniencia económica, luego lo mataste para quedarte con la constructora, siempre se ha sabido al por mayor.
- No maté a mi esposo, él enfermó.
- Claro, murió luego de un año de casados, ¿crees que me creo esa falacia?
El
silencio fue horrible en la oficina. La señora se levantó, se puso a un lado de
su socio. Tú encárgate de reparar el traje, yo me encargo de los negocios
– molesta. Él salió de la oficina, ella cerró la oficina encerrándose. Las
horas pasaron, la tarde llegó y ella seguía pensando en lo que habría pasado
con aquel accidente. Un pitido sonó en la habitación, su recepcionista llamó. Disculpe
por molestar – comentó –, pero el señor Paleo está llamando, ¿le paso la
llamada? Se frotó los ojos en señal de desesperación. Pásame la llamada,
Erika. Recibió la llamada de forma forzada.
- ¿Finalmente te arrepentiste de lo que me dijiste? – molesta
- No llamo por eso – indignado –, pero tengo información que quizás te pueda interesar.
- ¿Qué tienes para mí?
- Ya sé quién es el causante de los incidentes recientes. Es uno de los grandes empresarios.
- No te quedes callado, ¿quién es? – desesperada –, ¡suelta la sopa!
- Antes de responderte, contéstame algo, ¿recuerdas quién no dejó el terreno de las farmacéuticas?
- Creo que fue un tal Epitacio y un Emiliano, los que tienen problemas financieros.
- Ya tienes tu respuesta, solamente sé que uno de ellos fue. Me enteré de algo extremadamente irreal. Crearon un virus que controla a la gente.
- ¿Cómo hicieron eso? – dudosa – Y eso suena muy increíble, incluso para nosotros que creamos este traje.
- Ahí tienes la información, solamente tú tienes que confirmar si es cierto o no. Rumores.
- ¿De dónde obtuviste esa información?
- Tengo contactos dentro de esa compañía. Tengo que terminar la llamada pues sigo buscando el lugar para las modificaciones.
Terminaron la llamada. Desconocía si
era verdadera la información que le había proporcionado. En ese momento salió
de su oficina; sin embargo, antes de que abandonara el edificio, empacó aquel
gran traje y se lo mandó a su morada en un camión simulando que eran materiales
de construcción. Ninguno de los empleados sabía lo que contenía. El traje llegó
a la casa cuando anochecía. Ese paquete fue entregado en el gran sótano de la
mansión. Fue cerrado bajo llave junto con la señora.
Con muy pocos conocimientos sobre
ingeniería y mecánica, alteró uno de los puños para poder zafarse y, de cierta
forma, tener autonomía cuando no estaba conectado al cuerpo. Tardó casi cuatro
horas. Con esta extremidad le agregó una cámara con transmisión en tiempo real
teniendo circuito cerrado tanto de audio como de video. La señal llegaría de
forma directa al dispositivo móvil. Una de las mayores ventajas y desventajas
en ese momento es que el puño se puede controlar desde dentro del traje
robótico. Decidió probar el pequeño juguete que había creado.
Se acomodó en el traje y, como si
todavía tuviera integrado esa extremidad, la controló con relativa facilidad.
Inició la transmisión en tiempo real, tenía una resolución regular, aunque el
audio era excelente. El andar de la mano era semejante a la de un arácnido.
Notó unas leves fallas con la coordinación en la mano al momento de su avance y
retroceso, pero una gran habilidad en los cambios de dirección de izquierda a
derecha y viceversa.
Salió de la propiedad.
Ocasionalmente la señal fallaba cerca de los postes de luz, parece que no podía
enviar de forma correcta la señal estando cerca de campos magnéticos fuertes.
Merodeó por la periferia de la ciudad, donde no había mucha población.
Sorprendentemente pudo llegar hasta el puerto. En una equivocación de
coordinación, la mano cayó al agua hundiéndose por el peso. No obstante, la
mano continuaba transmitiendo a pesar de que los sistemas estaban fallando. Tan
solo funcionaban dos dedos y, con un esfuerzo colosal, pudo salir del agua para
volver a la casa.
La señora salió del sótano para
recoger la mano. Los daños eran fatales; se fundieron un par de circuitos, los
raspones desfiguraron la palma y un par de dedos, destruyó el audio por la
fricción contra el pavimento. Para haber sido la primera prueba, fue un
relativo éxito. Las pruebas seguirían todas las madrugadas para poder
perfeccionarse.
Días pasaron, el guante quedó listo para
realizar otra prueba al caer la noche, se hicieron cambios importantes como el
hecho de que puede controlarse desde el dispositivo al que le llega la señal y
no solo desde el traje, a la par que las señales transmitidas serían claras sin
importar pasar cerca de postes de luz, y la velocidad con la que se desplaza es
mucho mayor. Agregando las buenas noticias, en una de las carreteras de salida
de la ciudad, siendo poco transitada, encontraron una bodega abandonada. En una
noche despejada, llegaron a la mansión un camión y tres carros, llevándose al
traje. El socio de la acaudalada estaba encargado de proteger al traje. Antes
de irse, la acaudalada los detuvo, aunque solo habló con su socio.- Antes de que te vayas, te comento que hice una gran mejora a un puño.
- ¿Qué mejoras le hiciste? – dudoso –, ¿qué tanto podría afectar al traje?
- No afectaciones, más bien, muchísimas ventajas pues tenemos una nueva vía de visualización y audición, como si de una cámara se tratara.
- ¿Para qué nos servirá una cámara estando en una de las partes más externas?, el audio sí servirá demasiado, pero igual le veo limitaciones si es que no tiene…
- ¿La capacidad de ser una unidad independiente al cuerpo? – interrumpiéndole –, efectivamente, lo pensé y lo hice realidad, esa extremidad es independiente del cuerpo controlándolo desde el interior del traje.
- ¿Transmite la señal al mismo traje?
- Lastimosamente no, llega a mi celular. Fue la única manera de hacer llegar la señal.
- Sinceramente me sorprende el cómo lo lograste, pero te felicito por eso, aunque no creo que aceptes mis alegatos por el enojo.
- Tienes razón en que no recibiré tus elogios; sin embargo, agradezco su mención. Y se me olvidaba comentarte, el guante lo llevaré mañana con sus resultados.
- ¿A quién estarás espiando?
- Más bien, verificando la información proporcionada por ti.
- ¿Qué te puedo decir si no puedo alegarte nada?
- Si ya sabes la respuesta, ¿para qué me preguntas?, solamente quiero que lleves bien el traje.
Arrancaron. La bodega era excepcional.
Lo suficientemente grande para transportar la maquinaria necesaria para las mejoras
requeridas. Incidentes de lo más extraños estaban ocurriendo recientemente,
sería excelente mandar al puño a exploración.
Los camiones se fueron, e inició la
prueba. Igual que la vez anterior, la acaudalada se posicionó en el sótano de
su morada para ver el seguimiento de su pequeña creación. La transmisión fue comunicada
en una pantalla mientras que por el celular era controlado, semejante a un
videojuego. La movilización de él ahora estaba mucho más desarrollada, incluso
la velocidad aumentó a la de un felino pequeño. Recorrió la misma ruta que la
vez pasada, con una excepción, ahora pudo subir en los contenedores del muelle
por magnetismo. La imagen y el audio se presentaban como si el individuo que
estuviera viendo la transmisión se encontraba en vivo. Cuando ya estaba de
regreso a la morada, se escuchó el caminar de múltiples personas, como si de
una caravana se tratara. Sin quedarse con la duda, la acaudalada dirigió al
puño hacia la muchedumbre. Arribó de donde provenían los ruidos, encontró a
múltiples personas creando un gran alboroto, lanzando y desmantelando todo lo
posible. El edificio ahora destrozado era una farmacéutica. Una verdadera
representación del fuego de infierno y los múltiples castigos de los círculos
de este mismo lar, siendo tan horribles y espantosos como los que en nuestras
peores pesadillas se habrían visto. Una escena realmente horrorosa. Todo quedó
grabado.
La acaudalada quedó horrorizada por
lo que había visto. Múltiples bajas de las personas partícipes en esta
barbarie. Al terminar este motín, los individuos se fueron de aquí; sin
embargo, fueron seguidos por una camioneta proveniente de una farmacéutica
rival. Alegría grata de la acaudalada al saber la identidad del conductor de la
camioneta, era Emiliano, aquel virólogo.
Con el toque de un botón, la acaudalada provocó
que el puño regresara con ella. En lo que llegaba su bella creación con las
pruebas, llamó a su socio; sin embargo, las llamadas eran inmediatamente
rechazadas. Antes de que se rindiera, entró la llamada; no obstante, se
escuchaba bastante distorsionado y detonaciones pequeñas.- No es buen momento para que hagas esta llamada – ruidos extraños – mándame refuerzos.
- ¿Qué está pasando? – alterada
- No sé de dónde salieron, hay múltiples personas que nos están atacando, son como si las balas no les hicieran nada, solamente nos queda el camión y un auto.
- ¿Quiénes les están atacando?
- ¡Que no lo sé! – desesperado – ¡Mándanos refuerzos o algo!
Entre
la llamada se escuchó un grito desaforado ¡Cúbranse los que puedan! Y en
seguida, una detonación poderosa resonó. Pronto, el alivio dominó
profundamente.
- ¿¡Qué carajo pasó?! – gritó alterada
- Uno de mis hombres lanzó una granada – levantándose a revisar – y parece que todos murieron, pero creo que son muertos vivientes.
- ¿Cómo que muertos vivientes?
- Sí, parece que son personas desaparecidas que se habían dado por muertas. Creo que son las que estaban relacionadas con el extraño virus.
- Y tengo una excelente noticia con eso. El puño captó algo que fue horrendo, pero captó a esos que estaban infectados y también captó al virólogo, no recuerdo cómo se llama.
- ¿Estás segura de que sea él?
- Realmente no lo sé, pero ¿crees que exista alguien más?
- Sinceramente no.
- Y regresando a nuestro tema principal, ¿en cuánto tiempo podrás terminar nuestro querido proyecto de ciencias luego de este importuno suceso?
- Tú estate sin cuidado, yo me encargo de que esto no salga a la luz, únicamente tienes que llamar la atención comprando nuevos edificios o acaparando las construcciones.
- Siempre lo hemos hecho, así que mejor apresúrate en las reparaciones.
Colgaron la llamada. Llegaron a la
bodega y comenzaron a meter la maquinaria a esta bodega. El socio, aún
conmocionado por el ataque, supervisaba las reparaciones del traje, las
reparaciones y mejoras comenzaron a ser bastante pesadas. La acaudalada, por su
parte, repasaba la información ahora proporcionada, en caso de ser verídica,
¿cómo era que controlaban a tanta gente? Ella sabía que no podía quedarse de
brazos cruzados. Su imperio no se mantendría solo con el poder del dinero;
necesitaría una fuerza más contundente, una que pudiera enfrentar lo que se
avecinaba.
- Supongo que ya recibiste el guante – comentó
- Me dio tiempo de darle unas pequeñas modificaciones pensadas para el ataque.
- ¿Y qué tanta utilidad te está siendo mi equipo de ingenieros?
- Ineptos, sinceramente son ineptos en el área – fastidiado –, pero es conmovedor que traten de apresurarse en su encomienda.
- ¿Para cuándo estará terminado el traje?
- Será terminado en cinco días como máximo.
- Requiero que el traje esté operativo para mañana en la noche. – su voz sonaba decidida, con un matiz de urgencia – Lo lanzaremos sobre el distrito financiero. Necesito saber qué están tramando esos virólogos, y si ese virus es tan real como dicen los rumores.
- Sabes que tú tienes la última palabra, pero debes entender que no podemos terminarlo para mañana, sigue habiendo riesgos de todo tipo, además, ¿qué tal si lo descubren?
- Es un riesgo que tenemos que tomar. – respondió con firmeza – Si los rumores del virus son ciertos, la ciudad está en peligro. Y créeme, no dejaré que nadie me arrebate lo que he construido, ni siquiera una plaga.
- Aunque nos apresuráramos para entregártelo mañana en la noche, nos hace falta personal.
- ¡No me interesa! – gritó – ¡Te enviaré más ingenieros!
- No te vuelvas loca por el poder.
- Mira – meditó durante unos momentos –, te daré los días solicitados, espero que tengas las mejoras prometidas.
- No te preocupes por eso, serán mucho mejores.
Colgaron
la llamada. En instantes llegaron un par de ingenieros más. Trabajaron durante
todo el día y toda la noche durante los cinco días. Cumplido el plazo, la
acaudalada llegó a la bodega, encontró a los ingenieros trabajando en pruebas y
a su socio dentro del traje. Todos estaban agotados, sus grandes ojeras eran
notorias en sus rostros. Él la miró y se dirigió a donde ella, enorgullecido
por el grandísimo traje. Habían hecho un par de modificaciones, como el mejor
equilibrio junto con la gran resistencia al fuego y altas presiones.
- ¿Ya viste las capacidades de nuestro traje? – comentó orgulloso
- Veo que las grandes inversiones y el trabajo en equipo siempre podrá ser la mejor opción, aunque no me gustó que hubiera sido tan grotesco.
- Y ahora dime, ¿qué harás con el traje?, – curioso – digo, si tanto nos presionaste, me supongo que será algo muy grande.
- Pronto lo verás, esta noche lo determinarás – sonriente
Llegaron un par de camiones los
cuales cargaron múltiples cajas en las que se encontraba el traje en varias
partes. Los ingenieros fueron cautivos en la bodega, evitando así que revelaran
la información del traje.
La noche comenzó a ser tormentosa. El
traje se encontraba preparado en la casa de la acaudalada. Su socio se
encontraba ahí. Rearmaron el traje, ella se puso el traje para dirigirse a la
farmacéutica. Una cosa más – comentó su socio – se me olvidó
comentarte que el traje puede hacerse invisible durante cinco minutos por cada
hora, aprovéchalos bien. El traje salió de forma discreta. La lluvia
comenzó a caer junto con los rayos. Hizo poderosos saltos por encima de los
grandes edificios hasta llegar a su destino.
Con un poderoso golpe entró a las
instalaciones. Una alarma sonó alertando a todo el edificio para su evacuación.
El gran traje hizo de las suyas, creando caos e incendios de todo el edificio.
De forma accidental rompió tanques de gas, cayendo por las escaleras de
emergencia.
Corrió a donde estaban los archivos
de la farmacobióloga, zafó su puño y comenzó a recolectar la información
contenida en los bancos de archivos y las grabaciones de seguridad. Una vez
teniendo esa información, destruyó los servidores para que fueran imposibles de
salvar. Los vidrios estallaron el edificio comenzaba a caerse como si fuera un
castillo de naipes en medio de un huracán. El imperio de aquella farmacobióloga
estaba desapareciendo en cuestión de minutos y no había nada que se pudiera
hacer.
Rompió los cables de alta tensión y
en combinación con el gas acumulado, provocó una explosión. En un poderoso
salto salió de ahí. Aterrizó de golpe, no tenía ninguna abolladura esa
armadura, cayó cerca de aquel virólogo quien estaba junto a todo su séquito de
zombis. Miró al virólogo y a sus allegados, con una voz grabe comentó Sé lo
que tú hiciste, también lo que son tus acólitos. Pronto me verás. Saltó
para desaparecer entre las nubes tormentosas activando su invisibilidad. Las
gotas de lluvia cayeron y todos quedaron sorprendidos ante el extraño ente que
les destruyó el lugar, solamente se escuchó a lo lejos un grito de virólogo. ¡Qué
carajo fue eso!
Los pacientes se dispersaron
sigilosamente y desaparecieron entre las sombras del lugar. Los bomberos
llegaron a la situación de incendio para intentar apagarlo, tristemente fueron
inútiles todos sus esfuerzos pues el fuego lo consumió.
La acaudalada llegó a donde su mansión. El traje
no mostraba ningún daño externo; sin embargo, sus sistemas comenzaban a fallar
de forma inaudita. Presentaba sobre calentamiento y varios cortos circuitos.
Salió del traje y salvó el guante antes de que también se atrofiara. El traje
sacó humo, se quemaron sus circuitos por la falta de refrigeración. Volteó a su
socio enfurecida. ¡Si no hubiera salvado el guante, la destrucción de la
farmacológica hubiera sido en vano – enfurecida –, más te vale
arreglarlo!Créditos: Doctor Suavecito.
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