Morgue de los artistas
Actor
Reloj
incesante, pido que detengas tu marcha por unos momentos para que pueda
descansar mi alma demacrada y así pudiera tomar un ligero respiro de todo el
sufrimiento de mi atavío mío, supongo que la tristeza será perpetua y tan solo
la felicidad es momentánea pues siempre será extinta al ser opacada por las
demás emociones siendo más fuertes, o por lo menos para mí lo son. Recuerdo una
frase de una vieja serie, más o menos decía: “Sé que mi destino es el no ser
feliz, pero cada vez se me hace más difícil cumplir tus peticiones…” y,
bueno, en mi caso, cada vez se me hace más complicado tratar de evadir mi
eterna depresión. Influyen los muertos, quiero creer.
El timbre
sonó, mi querido Joe me entregó un nuevo invitado, pero lo noté un tanto
emocionado y entristecido. Me comentó que el nuevo cuerpo era de un actor
famoso que inició en sus tierras jarochas. Seré curioso, me recordó a un par de
amistades y tantos familiares a quienes les perdí el rastro por las tierras del
golfo de nuestro lindo, querido y herido país.
Ya es
costumbre de que reciba a los muertos y los baje al sótano. Me preparé, prendí
la grabadora y destapé al finado. Fue raro reencontrarme con mi amigo al que le
perdí la pista. Él, junto a la gran bailadora, también fue teatrero.
Curiosamente los conocí a los dos en el mismo curso de escritura creativa al
cual le estaré eternamente agradecida a mi tía quien creyó en mi carrera de
escritor, aunque la decepcioné por estar en otra carrera completamente
distinta.
Vi a ese
viejo amigo mío, no me llevaba muchos años, pero mínimo cerca de una década.
Nunca tuve mucha comunicación con él, lo que más nos unía era la juventud
desmedida y encarrerada, después me enteraría otro gusto compartido, el box.
Nunca pude ver su trabajo actoral, solo por medio de los periódicos en los que
solía aparecer ya sea por sus textos o por su obra. Él sí siguió el destino de
todo artista. Quiero acordarme de momentos que hubiera tenido con él, pero mi
memoria está siendo deteriorada, creo que tengo más recuerdos con una conocida
de ambos la cual reside con los gringos desde que la conocí.
Es extraño el
cómo no se pueden recordar las mejores memorias cuando uno quisiera, pero
inevitablemente aparecen las peores membranzas en los momentos más inoportunos.
Aún no he visto algo para remediarlo.
Comencé a
inspeccionarle, sufrió un par de operaciones a lo largo de su columna, junto
con un par de traumatismos craneoencefálicos en la región frontal recientes. Al
parecer su deceso fue por aquellos traumatismos recurrentes en su cabeza. Tal
vez la vida de actor la vivió a lo máximo, aunque la de deportista la sufrió
como jamás lo hubiera pensado.
Abrí y noté
que su estómago presentaba una úlcera de la cual ya se había extendido. Tal vez
me habría equivocado por creer que su mortandad haya sido causada por los
golpes, sino por la úlcera tan dañina y corrosiva que provoca tantos estragos
en nuestro organismo. Al no notar nada más, cerré. Me puse nostálgico pues me
dio remordimiento el nunca poder visitarle para ver alguna de sus hermosas y
maravillosas obras.
Espero que
hayas vivido bien, mi querido amigo. Descansa en paz y que en tu eterno
descanso realices las mejores obras que jamás pude haberme imaginado o haber
descrito. Quisiera haberlo conocido por más tiempo, pero creo que por la misma
distancia y, en su momento, las diferencias de edad fueron tantos impedimentos
por los cuales jamás interactuamos bien. Me recordó mucho a una bella canción,
específicamente aquella parte que dice: “En el teatro de la vida, yo quiero
saber, ¿dónde está mi sitio?, ¿cuál es mi papel? Todo cambia y todo gira…”
Creo que con cada
nuevo cuerpo que llega, me doy cuenta de que nosotros somos tan solo una
sensación muy leve, un ligero suspirar en nuestro mundo, sin importar lo que
seamos como algún artista o incluso siendo la peor bazofia, todos tenemos
nuestro final. Agradezco que solo sea una vida, no creo ser capaz de tolerar
más que una…Créditos: Doctor Suavecito
El texto se inspiró en nuestro querido amigo y actor Gabo.
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