Burbuja
Creación de la burbuja
- Creo que ya sabrán el motivo de esta reunión – inicia Luz
- Para crear un nuevo mundo – contesta Vento – ¿Qué tiene de nuevo?
- Antes de discutir – interviene Árbol – contéstame algo, Luz, ¿Por qué tuvimos que traer a Oro?
- Soy indispensable para la creación de minerales – responde enojado
- Eres indispensable para contaminar – replica Árbol – ve lo que pasó con la Tierra, ¡La manchaste de contaminantes por extraer esas cosas que produces!
- Yo no fui, fueron la creación de Agua – señalándola
- ¡Ustedes fueron quienes me lo dictaminaron! – reclama Agua salada – Además de que ellos se desarrollaron solos, nosotras no tuvimos nada que ver – complementa Agua dulce
- ¿Para qué discuten? – pregunta Vento – De todas maneras, la culpa se reparte entre todos nosotros pues somos responsables de su historia
- ¿Repetiremos la misma historia? – pregunta serenamente Árbol
- ¡No tengo la culpa de nada! – Oro enfurecido
- ¡Cállense ya! – destella Luz – Enfoquémonos de nuevo al punto
- Aunque volvamos al punto, no entiendo el motivo de crear nueva vida – fastidiado dice Árbol –, ya vimos que no pudimos controlarla
- Sé que tú estás un poco en contra de ello, pero será diferente en esta ocasión
- ¿En qué sentido será diferente? – pregunta Agua
- En que nosotros crearemos nuestros peones y no dejaremos que ellos evolucionen como lo hicimos en la Tierra – entusiasmada
- Te recuerdo que será complicado hacerlo – interviene Vento – ¿Sabes por qué?
- ¡No tienes que ser sarcástico! – contesta Agua dulce – ¡Sabemos el riesgo! – agrega Agua salada
- Además de que lo hemos hecho en más de un planeta – contesta Luz
- No ha sido tan avanzada como la Tierra, solo son pequeños tardígrados – reprocha Oro – o la vida microbiana
- O lo que hicimos en Marte – susurra Vento
- Más grandes, más pequeños o inclusive minúsculos, no importa de qué tamaño sea la vida si es que la creamos – Luz emocionada
- Siempre estás de entusiasta, Luz – contesta Árbol –, ¿De qué sirve tu entusiasmo?
- Te falta más tiempo – susurra Oro
- No te burles de que tú puedes controlar el tiempo – enojado
- Puedo hacerte cenizas
- Y te recuerdo que yo soy el más sabio de los cinco – fanfarrón
- ¡No me importa si eres el más sabio, inteligente o fuerte de todo el cosmos! – harto
- ¡NO ME LEVANTES LA VOZ!
- ¡CÁLLATE ANCIANO! – gritó Oro
- ¡REPÍTELO, BOLA DE GRASA DORADA!
- ¡ANCIANO CON POLILLAS!
- No empecemos por favor – interviene Luz – no quiero una guerra de nuevo
- Demasiado tarde, querida – contesta Árbol
- Lo dejas o tendrás repercusiones – amenazó Luz
- Continuando con la reunión y dejando a un lado la guerra entre ustedes, – comienza Luz – vamos a lo que nos truje. Agua y Vento, hagan una burbuja grande.
- Quiero ideas para el nuevo mundo, hay que tomar en cuenta que la Tierra fue un rotundo fracaso – enérgica dice Luz
- ¿Y si hacemos un supercontinente? – pregunta Árbol
- La Tierra inició así
- Pero no hay que separarlo jamás
- También hay que agregarle océano – dice Agua salada – y unas pequeñas islas – eufórica Agua dulce
- También podría quedar unas cuantas tormentas o huracanes en medio del mar y del nuevo continente – comenta Vento – o incluso pequeñas marejadas
- Podemos incluir un par de pepitas de oro en las costas o que una de las islas sea completamente de oro o plata – comenta oro
- ¡Me gustan sus ideas! – eufórica – Pero falta algo importante
- ¡Definir los territorios! – contesta Árbol – ¡Yo quiero el dominio de dos archipiélagos y la mayoría del continente!
- Si vamos a esas – reprocha Oro – quiero el dominio de todas las islas restantes y cuevas submarinas
- Entonces yo quiero el control absoluto de todos los cuerpos de agua todas las costas sin excepción alguna y el centro del continente – reprochan las Aguas
- Y yo pido el restante del continente junto con los cielos y parte externa de los océanos – exige Vento
- Les cumpliré sus exigencias, pero este mundo será única y exclusivamente mío además de que pondré volcanes y haré mi voluntad – enojada – yo tomaré tres grandes islas cercanas al continente, pero, en realidad, no me refería a la delimitación de territorios
- ¿Entonces? – las Aguas preguntan
- La creación de peones
- ¿Peones? – pregunta Vento
- Sí, – contesta Luz – serán pequeñas creaciones nuestras, podremos hacerlas a nuestra semejanza y de la forma que queramos
- ¿No tendremos ninguna limitante? – pregunta Árbol
- No tendrán ninguna, pueden explotar su talento siempre y cuando no hagan aberraciones
- ¿Cuál sería tu definición de aberración? – pregunta Agua dulce – Nosotras tenemos una definición, pero no sé si sea la tuya, – contesta Agua salada – como ves que somos elementos distintos – complementa Agua dulce
- Pueden hacer todas las criaturas que quieran, pero no pueden hacer criaturas entre ustedes mismos
- ¿Por qué? – todos preguntan
- Porque si empiezan a mezclar sus creaciones llegará un punto el cual no podremos controlar a ninguna de las criaturas y, posteriormente, perderemos otro mundo
- ¿Se volverán inteligentes? – cuestiona Árbol
- Serán inteligentes desde que los comiencen a poner en el continente, pero perderemos de nuevo el control y no creo que les gustaría perderlo de nuevo, ¿O sí?
- Dejemos de recordar viejas penas – nostálgica exclama Luz
- ¿Cómo sabes lo que estábamos pensando? – cuestiona Agua dulce
- Porque todos recordamos aquel tan horroroso día que perdimos a Terra
- Ese maldito planeta nos provocó malestares – dijo Oro – no quiero volver a darles guerra, pensamos que ganaríamos como lo hicimos en Marte
- Ahora que lo estoy pensando – inicia Árbol – ¿No será contraproducente darles nuestros mismos poderes?
- No pues podremos quitárselos cuando queramos – contesta Luz
- Tengo dudas – susurra Agua
- Si ya no hay más cosas para retrasar la creación del nuevo mundo, ya saben que es lo que sigue – complementa Luz
- Pero tú debes de crear los límites – comenta Vento
- Una pregunta mi querida Luz – inicia Oro
- Dime – contesta
- ¿Cómo podemos crear a nuestros individuos?
- Ahí viene lo interesante, – sonriente – se van a arrancar o generar un pedazo de ustedes y lo colocarán en alguno de sus dominios
- ¿Y si únicamente tenemos partes diminutas? – pregunta Vento
- No importa qué tanto territorio tenga, únicamente es esencial que se quiten una parte
- ¿Qué tan grande? – cuestiona Agua salada – ¿Podremos adaptarla después? – pregunta Agua dulce
- No importa qué tan grande sea y no podrán adaptarla después ya que esa primera criatura será un guardián
- ¿Guardián? – todos preguntan
- Sí, tendremos una especie de semidios en el nuevo planeta y así evitaremos una segunda Terra o Tierra
- ¿No crees que se querrán revelar contra nosotros? – pregunta intrigada Agua salada
- No pues tendrán casi los mismos privilegios de nosotros además de contar con nuestro favor divino
- ¿Cómo cuáles? – pregunta Árbol
- Fácil, lo más importante será que ellos controlan sus áreas definiendo sus atributos, similar a nosotros
- Déjame ver si entendimos – dice Agua salada – ¿Propones que esas criaturas reinen en lugar de nosotros? – agrega y pregunta Agua dulce – Si es así, tu opción es sádica – ambas contestan
- Sería una forma de decirlo, pero recuerda que este no es nuestro primer juego de la vida, pero sí esta temática – manotea sacándose un pedazo de ella – y ahora, ¿Quién está a favor?
- ¿Qué tiene que pasar? – preguntó Árbol
- Ahí viene lo interesante, – comentó Luz – cuando lance una ligera brisa de luz y con ayuda de Agua, comenzarán a cobrar vida
- Sigo teniendo mis dudas sobre esto – Árbol comenta por lo bajo
- Si quieres, no puedes formar parte de este planeta – dice Luz – no hay problema
- Así me das tus territorios – agrega Oro
- Ni que estuviera loco – enojado – ¡Prefiero tener dudas a ceder mis territorios a una bola de grasa cósmica descolorida!
Agua les lanzó pequeños hielos a ambos.
- ¡Se calman o los congelamos! – amenazó Agua salada – No seremos tan feas, solamente les seguiremos lanzando hielitos – aclara Agua dulce – ¡No le hagan caso a Agua dulce! No sabe lo que dice – complementa Agua salada – ¡Sé lo que digo, nomás que no quiero atacarlos! – termina Agua dulce
- Ustedes deben de trabajar mejor su relación como hermanas – susurra Vento
- Dejemos esa batalla campal para otro momento – interviene Luz – y hay que iniciar, Agua ¿Puedes hacer el favor de rociar?
Las cabezas de Agua rociaron delicadamente, la burbuja comenzó a girar. Luz aumentó su brillo para iluminar a aquellas pequeñas fracciones de los dioses. Luego de cinco minutos, Luz dejó de brillar y Agua dejó de rociar, pero el planeta seguía girando a una velocidad rápida.
- ¿Por qué no ha parado de girar? – pregunta Oro – No le hemos puesto ningún astro
Luz enojó y chasqueó los dedos, de su garganta salió una bola ardiente que se colocó cerca de la burbuja, pronto se enfrió. Una nueva luna. Entrecruzó sus dedos y sopló, separó sus manos y una bola de fuego de diez veces el tamaño de la burbuja, dejó de soplar y lanzó al nuevo sol a una distancia segura para que no hubiera daños a corto o largo plazo con el nuevo mundo. Luz se quedó viendo a Oro con mirada retadora. Oro dijo algo inentendible y apretó su puño. En seguida, cada una de las partes que se arrancaron comenzaron a moverse. La parte de Agua salada se transformó en una serpiente con aletas y contaba con dos cabezas y se ubicaba en el océano, la parte de Agua dulce se convirtió en una tortuga con una gran cola y al final de esta tenía un mazo y, curiosamente, también contaba con dos cabezas el cual estaba en el gran lago del continente. La parte de Vento se convirtió en una gran ave con finos plumajes blancos y garras letales, simplemente al verlos podía cortar la vista, se encontraba en el archipiélago más alejado del continente. El pedazo de Oro se convirtió en un guerrero de máxima élite, contaba un cuerpo musculoso y una espada del doble de su tamaño, únicamente contaba con una gran túnica, se alojó en un archipiélago muy cercano a las grandes islas de fuego. La partecita de Árbol se quedó cerca del gran lago del continente, se transformó en una criatura similar a él, pero contaba con cuatro brazos gigantescos y unas piernas diminutas las cuales no utilizaba, contaba con muchas plantas que rodeaban su cuerpo. Por último, pero no menos importante, la parte de Luz se quedó en la isla más grande de fuego, casualmente, se transformó en una flama muy delicada y fina, parecía una niña pequeña, contaba con ropajes finos.
- ¿Nos ven? – pregunta Árbol – ¿O por lo menos saben de nuestra existencia?
- No pueden vernos ni oírnos – contesta Luz –, pero ahí está lo interesante pues iremos a ese mundo
- ¿Volveremos a convivir con nuestras criaturas? – pregunta Agua – ¿¡Recuerdas lo que pasó la última vez!? – enfadada
- Lo recuerdo muy bien y déjame recordarte que la líder de esta operación soy yo, así que te callas – enojada
- ¿Cuándo nos tendremos que presentar ante ellos? – vuelve a preguntar Árbol
- De inmediato
- Una pregunta – interfiere Vento –, si ahora decidimos meternos a ese planeta en un punto determinado, por ejemplo, cerca de nuestra criatura ¿Estaremos ahí con ella?
- No, el tiempo en ese planeta es diferente al nuestro ya que desde que lo creamos hasta ahorita han pasado mínimo doscientos mil años
- ¿Cuántos años tienen nuestras pequeñas criaturitas? – pregunta Oro
- Alrededor de mil años, pero no sé con exactitud
- Entonces estaremos perdidas en un nuevo mundo sin saber a dónde dirigirnos – pregunta Agua salada – y además de que no sabemos su geografía – complementa Agua dulce
- Pero podrán controlarlo con sus atributos, toquen donde quieran del mapa y se transportarán a un área cercana
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