Tiempo. Cuadragésimo cuarto relato.

Tiempo

El revuelo en mi corazón y mi alma no me deja en paz. El ruido del autobús no me molesta; la gente a mi lado pasa desapercibida a mis ojos, y mi mirada se mantiene fija en la ciudad, pero no estoy percibiendo nada. No puedo enfocarme en otra cosa más que en lo que pasa en mi mente, en la presión de mi corazón. Me siento totalmente ahogada, siento que no puedo respirar, quiero gritar. Me siento presionada por el mundo, por mi familia y, sobre todo, por el tiempo. "La decisión que marcará el rumbo de tu vida", o así es como la llaman todos, ¿Pero realmente será así? Estoy tan cansada en este punto que realmente me pregunto qué me gusta o qué me hace feliz. Nunca he tenido un proyecto de vida claro, nunca he tenido nada por lo que luchar; me siento sumamente perdida. No sé qué elegir y siento que el tiempo se me está acabando. Y cuando llega la noche, cuando deseo alejarme de mis problemas, cierro los ojos para conciliar el sueño y este nunca llega. Escucho el martilleo de mi corazón tan rápido y fuerte que me mantiene alerta; mi mente no para de dar vueltas, viaja al pasado preguntándose qué hice mal, qué me faltó hacer y cómo debí disfrutar; arrepintiéndose y anhelando regresar a esos momentos. Luego se adelanta varios años, a un futuro incierto pero que sin duda le preocupa, a un futuro que quizá nunca llegue, pero ella está tan asustada. Lágrimas se deslizan a través de mi rostro, mientras lucho con todas mis fuerzas por no sollozar; nadie debe darse cuenta de que estoy llorando. Mi mente no se detiene en el presente. ¿Curioso, verdad? El presente es lo único existente, lo único que podemos disfrutar, el único en el que podemos hacer un cambio en nuestra persona. El presente es todo lo que tenemos y cada segundo es valioso. A las 8:35 de un sábado 13 de abril de 2024, estoy escribiendo esto, disfrutando del momento que me permite plasmar estas palabras aquí. ¿Qué seré en 10 años? No lo sé, nadie lo sabe. Por más que intente imaginarlo, el futuro es tan impredecible; siento que se me escapa de las manos, siento que no lo puedo atrapar y manipular a mi antojo. Debería dejar de pensar en ello, pero es tan difícil. El futuro tiene toda mi atención. Quizás me esté ahogando en un vaso de agua, a perspectiva de muchos. Realmente admiro a todas esas personas que tienen definido lo que les gusta y luchan por ello a pesar de todas las adversidades. Soy tan cobarde en comparación con ellas, qué afortunadas son. Como ya se dieron cuenta, cada párrafo aquí escrito menciona implícitamente el tiempo. ¿Qué es el tiempo para un ser humano? Viajamos al futuro cada segundo que pasa; poco a poco nos vamos acercando a un final inminente, donde todas estas cuestiones, como el valor del dinero, la escuela, el trabajo, el deseo de “ser alguien en la vida”, dejan de importar. Todas estas construcciones sociales no son más que invenciones nuestras. En cierto sentido, si me estoy ahogando en un vaso de agua, estoy sufriendo por algo que no tiene más sentido en el universo que en la sociedad humana. Cuando todos los humanos desaparezcan, estas cuestiones ya no existirán más; la naturaleza pura y sus propiedades son lo único que continuarán después de nosotros. No va a importar si las personas lloraban porque no sabían qué estudiar, o lloraban porque su pareja los había dejado. A veces nos quejamos por cosas tan estúpidas, pero admito qué es difícil cambiar lo que sentimos, qué difícil es saber que tarde o temprano vamos a morir, y qué difícil es aferrarnos a la vida tratando de encajar en lo que es correcto o no para la sociedad. No soy ajena a todo lo que planteo; el tiempo me aterra, saber que mi vida avanza a un ritmo incontrolable, que no puedo detenerme a tomar un respiro porque el tiempo no espera. En un abrir y cerrar los ojos nuestra vida pasara. Entonces, ¿por qué centrarnos en el futuro qué aun no llega? Si puedo concentrarme en lo que vivo en este momento, en lo que disfruto, en lo que día a día me hace sonreír. Sé que para todos los que estamos leyendo esto, el proceso de elección de carrera es una decisión sumamente difícil; sé que muchos están pasando por lo mismo que yo. Pero les animo a todos, y me animo a mí misma, a tomar una elección sin ser cobardes, a intentarlo y, si toman la decisión equivocada, a ser igual de valientes para intentarlo en otra carrera. No temas más por el tiempo; ya sabemos que no se puede detener. Mejor disfrutemos un día a la vez, seamos felices a diario o al menos intentémoslo, pero también es válido llorar. Todo lo que pasamos son experiencias que nos incitan a mejorar día con día. Hagámoslo juntos, vivamos una vida de la que no podamos arrepentirnos, una vida que llene nuestras expectativas, y que, en el momento en que nuestro tiempo se acabe, estemos satisfechos con nosotros mismos. Cumplan su propósito en la vida; es lo único que nos hará felices.

Créditos:

Comentarios