Miradas. Cuadragésimo tercer relato.

Miradas

¿Alguna vez te has sentido observado?, pues yo sí.
Últimamente mi vida a dado un giro de trecientos sesenta grados. Todo cambió desde aquella tarde en que mis amigos y yo decidimos explorar una casa abandonada. Todo parecía ir normal. Encontramos escombros, basura, paredes pintadas. Nada fuera de lo normal de lo que podrías encontrar de un lugar abandonado.
Un repentino y estremecedor sollozo se escuchó no tan lejano a nosotros. Todos volteamos a vernos pensando que se trataba de una broma de alguno de nuestros amigos. Cómo hubiera querido que fuera así. Al ver el rostro de impacto de cada uno de nosotros supimos que era algo real. Tontamente decidimos subir al segundo piso a buscar qué o quién provoco ese ruido.
Al subir vimos con claridad como una secta sacrificaba a un joven de no más de veinte años. Las personas de aquellas sectas estaban completamente cubiertas, pero sé que una de esas personas y yo nos vimos fijamente a los ojos, no fue más de un segundo, pero con eso basto para quedarme perplejo. Mis amigos me tomaron y salimos corriendo rápidamente del lugar. Subimos al coche para huir y no volver jamás.
Al día siguiente, todos estábamos en shock, no podíamos creer lo que vimos. Acordamos todos en olvidarlo y pretender como que nunca pasó. Pasaron un par de semanas cuando recibí una carta que decía: "Te estaré observando". Más pronto que tarde recibí un mensaje al grupo con mis amigos, anunciando que les había llegado una carta con el mismo mensaje que el mío. Quedé perplejo, no podía creer que eso fuera cierto. Mande un mensaje exigiendo que el culpable de aquella broma lo dijera en ese momento, pero todos afirmaron que no era una broma. Las próximas semanas todos empezamos a ver como alguien asechaba nuestras casas. Aves y ratas muertas frente a nuestras puertas, mensajes de odio escritos con sangre y, lo más aterrador, fotos nuestras en nuestro hogar, en la calle, en donde sea.
Tratamos de ir con la policía, sin embargo y para sorpresa de nadie, estos jamás nos ayudaron. Un maldito día, uno de nuestros amigos decidió quitarse la vida, no pudo resistir la presión y el agobio que estábamos recibiendo por aquellas personas. Lo más desagradable de todo esto fue el mensaje que llegó horas después del funeral "Ustedes son los siguientes". Mis amigos y yo no aguantamos la presión, los ataques son cada día más y más constantes y muy pronto... todo esto acabará.




Adaptación: Doctor Suavecito y Ricardo Silva

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