Luna est plena. Quincuagésimo octavo poema.

Luna est plena

Ya salgo del lugar que creía seguro,
camino con el frío y dolor de mí;
¿Qué será del tiempo en mi futuro?
¿Quiénes serán los que harán olvidarme de ti?

Ando desolado, escucho el incesante canto del tenor;
mi desaire es notorio, aunque todos se me quedan mirando de reojo,
las miradas me siguen, tengo temor,
mi temor es morir sin desahogo.

Camino con mirada hacia el suelo,
ya no temo si pierdo mi camino, desde hace tiempo no sé mi rumbo,
tampoco temo si me matan, la muerte me dará consuelo
aunque me desilusionaré si así me tumbo.

El dolor del corazón está afectándome de nuevo,
¿será acaso que yo ya no estoy completo?
ahora tengo la fragilidad de un huevo,
quisiera de gente saberlo al estar repleto.

Mi espalda me duele y veo al cielo nocturno,
hay luna llena, era raro verla con nuestros quemaderos.
Me alegro de seguir en este turno,
aunque sufro de los recuerdos duraderos;
sollozo por los momentos bellos como ninguno,
tristemente se forjaron en memorias, con el pensamiento jamás serán certeros.

La luna ha sido dadora de amores,
también mis dolores y decepciones;
en mi triste actualidad ya no me importan mis dolores,
ya tan solo espero el beso de mis amigas, quiero tener reconciliaciones…

Dudo regresar a mi morada,
hay pánico al hacer la mínima acción,
uno tampoco puede hacer el gesto de enamorada
pues hay represión.

Pánico y temor al hacer un gesto,
¡que mal momento para expresar todo esto!
a mi sentimentalismo detesto;
acostado mi muerte espero.

No supe cómo llegué al hogar, hubiera preferido perderme,
fortuna mía fue saber que todos salieron,
corrí a mi cuarto, tomé mis pertenencias y lo logrado para alejarme.
Hay luna llena, y los jóvenes huyeron…


Créditos: Doctor Suavecito 

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