Futuros. Vigésimo noveno relato.

Futuros

Regresé a mi casa con mi eterna soledad, tan solo era acompañado por las cenizas de mi abuelo las cuales no recuerdo porqué las tengo. Nuevamente estoy desesperado, desde tu partida, querido abuelo, ya no puedo ver los futuros.
Desde que tengo memoria he podido ver algunos futuros, futuros míos o de los demás, nunca he sabido cómo ni mucho menos el por qué. Algo curioso conforme a ellos fue que al morir mi abuelo perdí la posibilidad de verlos.
Y ya no puedo más. Tengo desesperación al no poder ver más los futuros. Quizás con todos los que divisé esté preparado para todo lo que viniera, pero no. Los futuros vistos daban saltos temporales tremendos los cuales, en casi todas las ocasiones, eran desordenados pues, así como podía verme dentro de diez años igual podría verme en dos días.
Desconocía si los futuros de las personas aledañas a mí se cumplirían tal cual como los vi, pero cuando yo aparecía en ellos o eran mis futuros se cumplirían tal cual los vi. Todavía recuerdo cuando quería conquistar a una compañera mía, tuve un futuro el cual se alteró gracias a un amigo mío quien me acompañó a mi encomienda. En mi idiotez de juventud también me divisé a la mitad de mis veintes con un cuerpo añorado por muchos junto con un tatuaje el cual representaría mi identidad de escritor, ambos llegarían mucho después de la edad que pensé.
Quizás llegaron múltiples futuros que vi, aunque no todo es color de rosas ya que, a pesar de no estar cercano de esa edad, todos los caminos que tomara, sin importar cual fuera, acababan con el mismo final. Ese final era yo recostado sobre una cama de hospital a una avanzada edad. Conforme pasaron ciertas cosas, se iban agregando o restando detalles a la escena, como mis amigos de preparatoria. Un día me perturbó al ver otra muerte mía ya que era más reciente, quizás veinte o treinta años antes, moría de una posible neumonía o incluso desgarre pulmonar luego de tantos años de fumar. Temí que fuera ese futuro próximo. 
Y nunca pude prevenirme, todo cambió cuando tú partiste. Cunado enfermaste recuerdo que tus ojos verdes fueron degradándose hasta convertirse en un gris apagado. Muchas cosas rodearon a tu muerte ya que no me puedo explicar los sucesos de aquellas noches que estuve en vela. Cuando te fuiste comencé a experimentar un pequeño fallo en mis visiones porque las veía un poco borrosas, a tal grado de que no reconocía rostros ni mucho menos las voces de las personas en esos futuros. De a poco dejé de ver los futuros a terceras personas pues perdí esa habilidad. Los futuros se fueron alejando de mí, se generó una ansiedad y desesperación tremenda al no saber qué hacer con la imposibilidad del futuro. Pronto me quedé sin futuros porque la gran mayoría de las cosas vistas fueron transcurriendo más rápido de lo que creí, nunca pensé que pudiera pasarme esto.
A día de hoy sigo cuestionándome qué tuvo que ver tu muerte con todo esto.
Sin más, me levanté de mi sillón para pararme enfrente de tus cenizas, ¿¡POR QUÉ TE LLEVASTE MI DON!? - gritaba desaforadamente. Desde aquel día he perdido muchas cosas, no bastó con que te alejaras de mi lado y me abandonaras de este mundo tan cruel, sino que también te llevaste lo único con que tenía la carta de gane. No me he disparado porque no tengo el arma ni el valor, mucho menos porque ningún futuro determinó esto. Me quedé solo en este mundo, mis amigos se alejaron de mí unto con la familia, perdí a mi pareja y mascota fiel, ¡Veme ahora, no soy nada!
Lloré sin más, extrañaba a mi abuelo y la posibilidad de los múltiples futuros. Me quedé vagado en este plano sin saber qué hacer con mi triste vida...




Basado en una historia real.
Créditos: Doctor Suavecito

Comentarios