No se pongan tristes. Vigésima segunda minificción.

No se pongan tristes

No se pongan tristes...
Cuando yo vaya a donde mis amigas, la muerte y la Catrina, quizás me hagan el favor de volver a estar presente con pequeñas cosas; recuérdenme en las brisas de verano, en la mirada de un ajolote, en el plumaje del colibrí, en los rayos de sol o incluso en las olas estrellándose contra los muelles y barcos pasantes. Nunca se olviden de mí. De vez en cuando las visitaré, estén al pendiente pues quizás sea de las pocas veces que me permitan hacerlo...



Créditos: Doctor Suavecito

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