Noches de insomnio.
Mejor muero. Nuevamente tengo insomnio insoportable. Ya debería ir al médico para ver si me manda medicamento o me mete al loquero, cualquiera de las dos me sentaría bien.
Ahora ando dando vueltas a la cama. No importa si haya hecho ejercicio, comido en exceso, dormido más de la cuenta, bebido o fumado; no entiendo la desgracia de mi falta de sueño.
Rascacielos de confusiones llenan mis pensamientos. Quizás mi insomnio se deba a mis preocupaciones o mi recurrente estrés. Desde que tú te fuiste de mi vida, ya nada tiene sentido. Pensaba que eras una minúscula parte mía, pero erraba completamente.
Instantes de mi poca felicidad fueron contigo, no hablo de amor, sino de amistad...
Añoré nuestros momentos y, siendo honesto, quisiera que se repitieran. Ya no tengo las mismas ganas de vivir como cuando estábamos en la escuela, no sé si recuerdes aquellos bellos y sutiles momentos en los cuales el tiempo era nuestro impedimento; sin embargo, ahora, creo yo, nuestro impedimento es ese maldito orgullo o tal vez sea nuestra impotencia de volvernos a ver.
Nada es igual a lo que recuerdo, mis recuerdos ya están atrofiados, mi cordura ya no está bien, mi cuerpo decayó hace un par de meses. Ya no quiero vivir desde el verdadero abrir de mis ojos y divisé la tristeza de la vida y su horrorosa verdad.
Adiós, únicamente repetiré esa palabra, adiós. No quiero volver a estar aquí, quiero descansar, no quiero sufrir ni llorar, lo único que quiero es de este mundo poderme librar...
Créditos: Doctor Suavecito
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