El cuerno del toro
Desperté más
fatigado que de costumbre, desconocía la razón. Me dirigí hacia la puerta para recoger
el periódico. Antes de sentarme a leerlo, puse agua para café y un comal para
calentar el pan de la noche anterior. Torpemente tiré un poco de agua del
garrafón, pero no me preocupé por limpiarla.
Me senté
enfrente de la mesa tomando el periódico para leerlo. Luego de recorrer la sección
de política, deportes, finanzas, historias chuscas, ya lo iba a dejar, pero
llamó mi atención la sección de los horóscopos. Hace mucho tiempo que no leo mi
horóscopo. Me dirigí hacia esa sección. Mi signo del zodiaco es tauro, el gran
toro. Mi risa rápidamente se borró, decía cosas tan improbables y ridículas que,
ni en mis sueños, hubiera imaginado. Solté una carcajada por los eventos narrados.
La tetara soltó chiflido, indicaba que ya estaba.
Al dirigirme
hacia la estufa, resbalé con un poco de agua derramada. Resbalé y me golpeé
contra la estufa, el vapor me quemó gravemente la parte de la nariz y ojos. Mi mano
izquierda aterrizó en el comal caliente en donde se calentaba el pan; mi piel
se deshizo al momento que tocó el metal. Mi mano derecha quedó directamente entre
el fuego y la tetera, provocándome heridas de segundo grado. Con desesperación,
traté de dirigirme al baño sin tener visibilidad. El agua en el suelo provocó que
me resbalara haciéndome caer, mi cabeza golpeó un borde del piso. Mi cuerpo
quedó ahí, desangrándose.
El periódico
me había dicho todo…
Créditos: Doctor Suavecito
Comentarios
Publicar un comentario