Pequeño pingüino.
¡Por favor! ¡Ya no llores más!Estoy consciente de lo que tanto sufriste, pero no te martirices más, deja el sufrimiento, deja el dolor, deja las lágrimas banales. Los pingüinos morirán de soledad, pero tú, mi pequeño pingüino, siempre vivirás en mente y corazón, aunque no estés de lo más cómodo en tu prisión helada...
Créditos imagen: Anónimo
Créditos texto: Doctor Suavecito
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