El siguiente escrito no tienes fines de odio ni repudio, ni nada por el estilo. Cualquier coincidencia con la realidad es meramente coincidencia.
No one is illegal on stolen land!
¡Nadie es ilegal en tierra robada!
Finalmente me llegó la beca la cual añoré durante hace años para poder estudiar acá en Estados Unidos; una oportunidad de cinematografía. Tomé el boleto dónde venía la beca y, sin pensarlo más, me largué a California.
Créanme cuando les digo que los edificios mexiquenses son diminutos a un lado de los edificios gringos, es porque tienen diferencias descomunales.
Llegué a dónde me esperaban, creía que todos me recibirían con los brazos abiertos, pero mi sorpresa fue otra. Rápidamente me vieron como bicho raro y, según yo, muchas personas me insultaron al por mayor, nunca pensé el desprecio por el cual nos tenían todos los de ese territorio por los extranjeros.
A ellos les faltaría la gentileza, alegría y amor mexiquense.
Al final de mi jornada, salí corriendo, llorando y sollozando de tantos insultos que obtuve en tan poco tiempo. ¡Como extraño mi México!
Las semanas siguieron pasando y me estaba hartando de tantos comentarios racistas y xenófobos que recibía no solo en la escuela, sino en la calle de tantas personas que pasaban en sus bonitos autos o en el transporte público. Indigentes insultando a estudiantes, creo que ni en México pasa eso.
Llegó un día, un momento en el que no soporté más. Estando en la escuela y recibí un comentario Get out of our country, you illegal Mexican!, me quedé pensando momentáneamente en ese comentario; fiera, desafiante y con una voz firme contesté No one si illegal on stolen land! Estallé porque no pude más y comencé a protestar por todos los insultos que me realizaron. Todos los que me escucharon se quedaron atónitos, alguno que otro compatriota latinoamericano también sintió la ira revolvente que yo tenía, ese enojo que quemaba todo a su paso. Todos los hermanos latinoamericanos nos unimos al bramido de una sola voz que coreaba la igualdad y respeto por cada individuo, fuera la ignorancia de ese país que, a pesar de tener una economía fuerte y sin caídas, les faltaba el calor y calidez de cada uno de sus habitantes pues estaban podridos...
Contingentes llegaron para encarcelar y deportar a tan solo veinte estudiantes latinos que buscaban una mejor oportunidad porque en sus países se las negaron rotundamente.
Cuando estuve de nuevo en casa, me pregunté ¿Por qué no se apoya a quienes quieren salir adelante? ¿Por qué se desprecia y ataca a los compatriotas? ¿Por qué no podemos cambiar a nuestro país de origen sin temer por nuestra vida? ¿Por qué no hemos logrado lo que otros países a costa nuestra?
Créditos: Doctor Suavecito
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