Huevos
Dieron las cinco de la mañana, ella, de manera incesante, me despertó para que le hiciera lo que más le gusta, unos huevos revueltos con salchichas. Saqué los ingredientes del refrigerador y se los preparé y, aunque no me gusta, olía exquisito. De la sartén se lo pasé a un plato limpio, le agregué unas tortillas que me sobraron del día anterior.
Le grité a mi abuela para que viniera a desayunar, jamás entendí su manía de levantarse temprano para comer algo tan pesado y lleno de colesterol.
Me quedé unos momentos pensando y cuando reaccioné no supe quién me había despertado, recordé que vivía solo y mi abuela había fallecido hace más de cinco años...
Créditos: Doctor Suavecito
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