No, ya no
Tengo muchos temores que me
consumen,
el llorar ya se volvió una
costumbre,
mi fuerza se extingue, se cae
el ánimo, silencia el volumen
y al decir es como el azufre.
Para mis seres queridos no fui
más que un banco,
médico, fuente de quejido,
campo minado,
nunca pude decir en completo
orden, yo estaba encaminado
y me dicen que soy mimado.
Ya no quiero llorar,
mis dolencias grandes, mis
palabras quebradas están
no quiero el dedo enrollar,
creo que soy mi penitencia,
ello claro está.
Me dicen mi actuar y pensar,
ellos son los jueces y no hay
quien pueda entablar,
mi inspiración junto al dolor
mis días de depresión inician
hoy.
El pensar tanto y buenas
calificaciones
no me ayudan, más me afectan,
mas pienso, y entierro las
emociones,
al ser idiota; felicitan y
alegran.
Llorar no me basta,
temo si me corto,
las sonrisas fingidas, con la
asta,
creo que, de este mundo, me
borro.
Mi forma de hablar, pensar y
escribir,
dañan menos y unen más,
que las groserías
acostumbradas a mi sentir
los escritos ni una gota saldrán jamás…
Créditos: Doctor Suavecito
Comentarios
Publicar un comentario