Fiesta vaga
Y por fin la
noche llegó. Dentro de este maravilloso lugar la noche es sublime, sobre todo
cuando la luna lunera salió y con su luz todo reflejó…
Sin pendientes
ya y un poco aturdidos por el frío que calaba los huesos, las amistades y un
servidor iniciamos la fiesta vaga bajo el tan emblemático árbol de los
audífonos, la primera vez que lo conocí. Las conversaciones fueron saliendo
hasta que el canto fue surgiendo.
Los judiciales
llegaron, a todos nos llevaron y por primera vez no había hecho nada malo. Para
mi suerte, solamente quejas nos comentaron hasta que nos soltaron y
prácticamente a la salida nos aventaron.
Créditos: Doctor Suavecito
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