REFLEJO
Un día cualquiera,
recién levantado
voy a la nevera
que está a un lado.
Paso por el espejo,
veo a un niño pequeño,
algo ingenuo,
sin ningún sueño.
Más tarde, veo a un adolescente,
cabal, firme, sensible,
sigue algo incoherente,
y ve cambios algo terrible.
Al atardecer, veo un señor,
delgado, alto, amargado,
alguien que es deudor,
con la tristeza propiciado.
En la noche, un anciano,
carga con muchos,
siempre en hospital, anestesiado,
con cuidados duros.
Soy yo sin saber,
perdí la niñez,
de la adolescencia a la adultez,
añejándome como la nuez.
Créditos: Doctor Suavecito.
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