Arena y hielo
Reino de arena
Sus súbditos los creó él mismo de la
arena del desierto, nunca supo bien como podía manipular las arenas de
cualquier tipo sin excepción alguna. Él es el único que podía controlar las
arenas ya que los demás no pudieron hacerlo nunca, aunque lo intentaban no
podían hacer nada.
Un día pensando en la grandeza del
reino de arena, el rey decidió conquistar todos los terrenos arenosos para
ampliar sus reinados, y lo logró, pudo llegar hasta una costa donde
descubrieron que el agua deshace a los pobres hombres de arena caliente y que
no podían atravesar más allá de los límites acuosos. Siguiendo con la codicia
de su corazón seguía mandando exploradores a nuevos rumbos para poder crecer
mucho más, parece que ese señor de las arenas tiene la misma codicia que
nosotros queremos obtener más cosas sin poder controlarlas…
Un día, uno de sus exploradores del norte llegó muy alterado y se dirigió con el rey.
- Señor, señor
- ¿Qué pasa arena 30? ¿Por qué tan preocupado?
- Encontramos algo inusual, muy extraño
- Bueno, es normal en el desierto, ya vez que encontramos
unas rocas blancas que parecían animales
- Pero esto no son rocas ni nada de eso, encontramos algo
como si fueran rocas brillantes y transparentes
- ¿Eso qué tiene de importancia para nosotros?
- Es mucho más frío que las noches
- ¿Más frío que las noches hostiles?
- Mucho más, cuando lo intentamos traer para acá un
hombre se deshizo a la mitad
- ¿¡CÓMO!? – elevando la voz – ¡Que pase ese pobre
hombre!
- Pasa arena 80
Pasaron ante el rey unas piernas que estaban caminando un tanto torpes y sin dirección fija, se tropezó con algunas columnas, encima de las piernas andantes había un cubo de hielo que se estaba derritiendo y esa agua estaba derritiendo al pobre de arena 80.
- ¿QUÉ TE PASÓ ARENA 80? – gritando el rey – y ¿Qué es eso que trae arriba de él? Se ve curioso
- Le pasó es que cuando estábamos explorando en el norte, nos adentramos en un terreno diferente a la arena, aunque seguía igual de caliente. Seguimos caminando y llegamos a un lugar frío y con mucha agua, encontramos este extraño cubo a la orilla de una laguna y lo quisimos traer con usted, arena 80 lo alzó y pronto se empezó a derretir hasta que a sus piernas llegó. Y helo aquí. El extraño objeto no sabemos que es.
- A ver arena 30 tráeme la arena que está detrás de mi trono y ponle enfrente de mí, y tú, arena 80 si es que me escuchas, quítate esa cosa encima de ti y acércate más a mí para rearmarte.
Se acercó y solamente le quedaba una
pierna. El rey empezó a aplaudir hasta que las arenas se empezaron a alzar,
rodearon al rey y pronto se fueron hacia la pierna de arena 80 y giraron a su
alrededor, pero en lugar de que se regenerara arena 80, las arenas comenzaron a
tambalearse como nunca lo habían hecho y explotaron en todas direcciones
volviendo al suelo arenoso del palacio.
- ¿QUÉ ES LO QUE PASÓ AHORA? – dijo el rey
- No lo sé – dijo arena 30
- La arena que está arriba de arena 80, o lo que era, está dura y no la puedo moldear y también lo que está arriba de ese cubo
- Y si tal vez sea agua
- ¿Agua? – dudoso – ¿Por qué piensas eso arena 30?
- No sé si recuerda cuando llegamos a la costa, la arena de abajo del agua no la podía controlar y nuestros hombres se deshacían
- Cierto, cierto, tienes razón. A lo mejor ese extraño cubo es agua, pero de alguna extraña manera, echa roca o qué sé yo
- Entonces es agua o ¿Cómo se llamaría?
- Eh…este…no lo sé…puede que… ¿Algún nombre que recomiendes?
- Y si lo llamamos arena 0
- ¿Arena 0?
- Sí, usted es arena 1 y esa extraña cosa es arena 0,
realmente no vale nada
- ¿Esa cosa o yo? – interrumpe el rey
- Arena 0
- Ah, más te vale, y sí, me gusta el nombre. Otra cosa
- Dígame
- ¿Lo ves por aquí a arena 0?
- No, realmente no, solo está esta arena mojada
- ¿Se deshizo? ¿Será acaso como los hombres de arena con
el agua?
- Puede ser, pero no sabemos
- Y dime, ¿Por dónde encontraron a arena 0?
- Si quiere podemos ir hasta esos terrenos tan extraños
- ¿Aventura de reconocimiento? No me caería mal una nueva
conquista por mí, hace mucho que no salgo de mi palacio de arena
- ¿Entonces sí?
- Sí, prepara a mi camello y partimos ahora, también
lleva a las arenas de la 20 a la 90 por si hacen falta en el camino
- Voy señor – salió arena 30 y gritó – ¡VIAJE DE RECONOCIMIENTO CON EL REY! – con voz baja – Otra cosa mi rey
- Dime
- ¿Difundimos la nueva arena 0?
- No, por ahora no, vamos a buscar que es eso, por lo pronto ve preparando todo
A los cinco minutos de aquel grito,
las arenas de la 20 a la 90 estuvieron listas con sus pequeños camellos de
arena listos para partir con el rey dirigidos por arena 30.
Se dirigieron por todo el desierto hacia
el norte por donde vieron esas extrañas cosas, pronto llegaron a una zona
praderosa con poca arena y más vegetación, al acercarse a un matorral para
recolectar las arenas se encontraron con una gran serpiente de cascabel con
colores amarillentos y cafés con dos pequeños cuernos que sobresalían de su cabeza
pareciendo un verdadero demonio escamoso, se acercó a ellos para olfatearlos
con su lengua rasposa destrozando a un hombre, pero por suerte los ignoró a los
demás, recogieron sus arenas y siguieron con mayor cautela por esos terrenos
que para casi todos eran nuevos. Cayó la noche y con dificultad siguieron
cabalgando hasta salir de esa pradera tan rara y adentrarse en algo más selvoso
y húmedo, dentro de la selva un mosquito infernal bajó donde los hombres de
arena y perforó a cinco hombres, los demás pudieron ahuyentar al mosquito
lanzándole pequeñas rocas que podían lanzarle, el rey pudo recoger la arena y
guardarla para después por si hacía falta ayuda. Pronto el clima se tornó más tenue
al igual frío y encontraron una laguna clara con aguas sin movimientos,
rodearon por toda la orilla hasta encontrar un puente echo con hojas raras pues
no había ningún movimiento en ellas, con mucho cuidado cruzaron ese puente de
hojas por un rato, pasaron diez minutos y pudieron ver algo que estaba al final
de ese puente, una especie de islote en medio de esa laguna. Antes de llegar a
ese islote algo se movió debajo del puente de hojas, para ellos era un monstruo
gigantesco, en realidad era un simple pez rosado que comenzó a saltar sobre el
puente de hojas y a derribar a las mismas, hundió a las que estaban atrás del
pelotón de arena y ellos corrieron a toda prisa y para evitar más bajas el rey
aplaudió tres veces para que todos se fueran a un jarrón donde estaba la demás
arena recogida. Toda la arena se fue hacia ese jarrón con excepción del camello
en que iba montado el rey, corrieron más rápido y el pez parecía ir más rápido
detrás de él hasta que pudo llegar a tierra, el pez intentó todo para llevarlo
a sus fauces para proteger sea lo que sea que estuviera en ese islote, regresó
al agua sin poder deshacerse de esas arenas.
Reino de hielo
El rey de arena continuó con su
camello hasta llegar al centro de ese islote y encontrarse un castillo más alto
que el suyo, pero con unos drásticos cambios; estaba echo completamente de ese
extraño material arena 0, desplegaba un humo raro apreciándole como místico,
relucía con la luz que rebotaba en el agua y estaba en ese extraño lugar, tenía
algunos detalles de castillos europeos “¿Qué es esto? ¿Cómo lo construyeron?
¿Por qué aquí?” Eran las preguntas que le rondaban en la cabeza del rey.
Pronto las puertas de ese tétrico
castillo se abrieron poco a poco, el rey se adentró al nuevo castillo. Dentro
de ese castillo era un completo laberinto ya que estaban un montón de escaleras
que subían y bajaban a quien sabe dónde, bajaban a tal nivel que atravesaban la
tierra, estaba muy iluminado para estar en un punto oscuro de la selva, continuaron
caminando en línea recta y cada vez que se adentraban más su respiración era
más notoria y dificultosa. Se cerraron las puertas principales dejándolos
encerrados, voltearon a ver a las puertas.
- ¿Qué quieres en mi palacio? – gritó la reina del hielo
Esta reina del hielo estaba igual
que el rey de arena, solamente que no era de arena, estaba formada por el mismo
hielo. Era blanca, con una ropa de nieve esponjosa y una corona de agua.
- Te hice una pregunta, ingrato, ¿Qué quieres en mi
palacio?
- No soy ningún ingrato, soy el rey de arena y vine por
un extraño material que mis exploradores encontraron de estas tierras ¿Quién
eres tú?
- Tres cosas. Primera, para mí sí eres un ingrato.
Segunda, ¿Qué es la arena? Tercera, yo soy la única y original reina omnipotente
del hielo
- Yo soy de arena, son granitos de tierra nada más que
anaranjado y mucho más suavecita, ¿Qué es el hielo?
- El hielo es de lo que está hecho este palacio y también
esta reina majestuosa
- ¿Cuál reina majestuosa?
- Soy yo, desgraciado
- No lo creo
- ¡YA! – paró esa platica – Colmaste mi paciencia ¿Qué
quieres de este reinado?
- Lo único que quiero es saber quién había mandado un
pedazo de hielo, como le dices, a matar uno de mis mejores soldados
- ¿Matar con hielo a la arena?
- Sí, en una exploración uno de mis hombres tomó un
pedazo de hielo que estaba a la orilla de esta laguna y se derritió por
completo, pero el peor del caso es que no lo pude revivir ¿Qué clase de magia
utilizaste? Maldita bruja
- No me insultes así, esperpento, el hielo me protege de
los animales que aquí viven como lo son los mosquitos, arañas y más animales
que viven aquí, el único que me protege es Copo
- ¿Quién es Copo?
- Es un pez rosado que vive en esta laguna
- Trató de matarnos
- ¿A quiénes?
- A… a mi camello y a mí
- ¿Eso es un camello? Pensé que eran más grandes
- Sí, solamente que es uno creado por mí a una escala que
pueda montar, ves que estamos chiquitos como unas hormigas
- ¿También puedes crear animales?
- ¿Qué?
- ¿Qué de qué?
- ¿Hace cuánto tiempo estás aquí?
- Existí desde que el frío del espacio se generó, el
tiempo mismo corrió, y el hielo que me formó es el más puro del centro de un
cometa que jamás volverá a recorrer esta tierra ni espacio
- Eres como yo, pero no respondiste mi pregunta
- Le quitaste lo poético, pero está bien. Hace mucho
tiempo, antes de que esta laguna se llenara y esta selva se creara a lo que es
ahora yo ya estaba aquí, no sé por qué estoy aquí ni tampoco quien me creó,
pero con cada sentimiento creé cada cosa que me imaginara y mi lienzo en blanco
es el agua de la laguna que me permite hacer las fantásticas obras que quiera.
Las lluvias llegaron y llenaron la laguna y dio origen a la vida, muchas cosas
empezaron a cambiar, pero yo me acostumbraría a esos cambios drásticos
- ¡WOW!
- ¿De dónde vienes y qué haces en mis tierras?
- Igual que tú, no sé de dónde vengo, y yo estuve en uno
de los desiertos más inhóspitos y traicionero con cualquiera que pisara sus
arenas. Tuve que protegerme con cualquier cosa que fuera y manipulé las arenas
para que pudiera crear mi castillo y a animales como el que traigo montando.
Conquisté todos los territorios de arena hasta las grandes aguas. Y ahora vine
a una misión de reconocimiento y te encontré a ti
- ¿Reconocimiento? ¿Quieres invadirme o qué?
- Por tanta hostilidad, creo que ya no quiero invadir
este territorio
- No creo que me puedas conquistar
- ¿Por qué no?
- Por ellos dos, cheto y chito
Aparecieron dos murciélagos de
tamaños como el pez de la laguna, solamente que eran completamente de hielo que
con sus aleteos estaban empujando al rey junto con su camello para atrás y casi
volarlos. El aleteo se tornó mayor y una voz se escuchó a lo lejos.
- ¿Qué harás al respecto?
- Lo único que puedo hacer, volar junto al viento
- ¿Qué?
El rey se transformó en polvo de arena y voló con el viento que hacían los murciélagos de hielo de la reina.
- Quien lo atrape recibirá un premio, ahora, ¡ATRÁPENLO!
Fue una carrera sin competidor ni ganador pues el polvo desapareció entre los árboles de la extensa jungla, los murciélagos continuaron por mucho tiempo hasta que fueron atrapados por unas serpientes y los pobres no pudieron hacer nada. Horas después, cuando el sol estaba saliendo de nuevo, pudieron llegar de nuevo a su reino de arena, sin embargo, esta experiencia no fue muy grata que digamos. Los recibieron en el palacio arena 100 y arena 105. Se transformó el rey y guardó el jarrón para revivir a los que guardó en el mismo.
- ¿Cómo le fue rey? – dijo arena 100
- Terrible, fatal, encontramos a un verdadero enemigo, es
por lo que transformé a todos de nuevo arena
- ¿Algún nuevo animal?
- Mucho peor
- ¿Qué fue tan fatal? – dijo arena 105
- Encontramos a un nuevo gobernante, pero no es de arena
es de hielo
- ¿Hielo? ¿Qué es eso? – dijeron arena 100 y 105
- El hielo es una sustancia extraña, algo difícil de
explicar, es como las rocas igual de duro, pero es más frío que las noches del
desierto y cuando se transforma, porque se transforma en agua, nos derrite a
los que somos de arena
- ¿Lo difundimos por el reino? – dijo arena 100
- Sí, aunque no creo que esas criaturas que ella creó
lleguen hasta acá
- ¿Ella? Es una reina – dijo arena 105
- Sí, es una reina malévola y algo maniaca
- ¿Por qué?
- Porque ella es como yo, creo que somos como lados
contrarios. Por lo que pude observar en su sórdido castillo no tuvo pueblo, pero
sí tuvo mayor capacidad de crear animales gigantes o por lo menos para mí
fueron gigantes más o menos de una serpiente de cascabel
- ¿Qué animales creó? – dijo arena 100
- Murciélagos de hielo, del mismo material que ella creó,
algo horrible de verdad
- ¿Entonces que hacemos?
- Arena 100 diles a los guardias que aumenten más la
seguridad de toda la ciudad, y arena 105 me vas a ayudar a reanimar a todos
- Voy en seguida señor, ahora vuelvo – dijo arena 100
- Corre, y tú, arena 105 tráeme el jarrón donde están todos
en polvo arenoso
- Vamos señor
Comenzó a esparcir a todos los
guerreros del 20 al 90 en diferentes lugares alrededor del trono, pronto el rey
aplaudió más de veinte veces y las arenas comenzaron a bailar con el rey y lo
envolvieron, luego se desenredaron y se fueron hacia los demás guerreros hechos
arenas para revivirlos, pronto que estuvieron revividos salieron para hacer sus
múltiples tareas.
Arena 100 les informó a todos que reforzaran la entrada principal y que estuvieran atentos por cualquier cosa, específicamente algo volador. Cuando terminó de informar, algo cubrió el reino en una sombra gigante, no era la noche ya que el sol hace unos instantes estaba en la máxima expresión, era un extraño animal.
- ¡ALERTA DE INTRUSO VOLADOR! – gritó arena 18 desde una torre
Todos se pusieron en posiciones de batalla, los que estuvieron en las catapultas creadas de arena y ramas cargadas con piedras traídas de otros lugares. Apuntaron hacia la extraña cosa voladora que se acercaba cada vez más a ellos y, para sorpresa de muchos, era un pequeño murciélago de hielo que se estaba derritiendo con rapidez. Comenzaron a dispararle con las catapultas. Una catapulta pudo darle en el ala y el murciélago comenzó a girar sin parar hasta caer en la entrada del reino enterrándose en la arena. Todos salieron a ver al murciélago que solamente le quedaba la mitad de su cuerpo. El rey salió a ver que algunos hombres se habían hecho duros por el agua que el murciélago helado había tirado.
- ¿Por qué lo tocaron? ¿Quién informó que lo tocaran? – dijo el rey
- Nadie, pero los puede reanimar ¿no? – preguntó Arena 2
- Cuando están mojados ya no – contestó Arena 30
- ¿Qué es eso? – preguntó el rey
En las patas traía una hoja de platanero escrito un pequeño mensaje
- Dejen lo leo y mantenga la calma, ahora sabremos que dice – dijo el rey – está escrito lo siguiente: “Si llegó mi pequeño animalito, sabrás que quiero conquistar tus tierras. Reina de hielo”
- ¿¡UNA REINA DE HIELO!? – gritó arena 2 – y ¿Qué es el hielo?
Se escucharon muchos murmullos y dudas entre todos, se escuchaban pequeñas voces diciendo “¿Qué es el hielo?”, “¿Quién es el que mandó esa cosa?”, “¿Por qué no puede regresar a los que tocaron eso?” …
- Tranquilos, no pasará nada – contestó el rey – regresen al reino y en la noche veremos que hacer
Todos regresaron al reino y solo el rey se quedó afuera de las murallas para encimar un poco de arena en todos los que tocaron al hielo y se deshicieron, ya habían muerto. El murciélago helado ya se había derretido. Regresó a su castillo y se sentó en el trono, estaba pensando que hacer ante esa situación así que el rey mandó a llamar a los generales de guerra quienes eran Arena 10, Arena 15, Arena 300, Arena 315 y Arena 333.
- Señores, los he convocado aquí para discutir una pregunta referente con lo de esta tarde ¿Qué podemos hacer ante esa amenaza?
- Hay que mover el reinado al oeste – dijo Arena 300
- ¿Cómo moverlo al oeste? – gritó Arena 15 – Hay que envolvernos en una esfera con una pequeña salida
- ¡Tampoco! ¡Hay que atacar a esos extraños! – expresó Arena 315
- No estaría mal esa idea – dijo el rey
- No tenemos un ejército suficiente – dijo Arena 333 – deberíamos hacer más de diez veces el último hombre de arena que tenemos
- Disculpen ¿Cuál es el último hombre de arena? – dijo Arena 10
- Nuestro último hombre de arena es Arena 1100 – respondió el rey
- Entonces deberíamos hacer diez veces a Arena 1100 – dijo Arena 333
- Aunque hagamos a todos los que nos hagan falta, ¿Qué técnica utilizaríamos? ¿Cómo nos defenderíamos del agua que desprenden? – dijo Arena 300
- Es realmente simple, – dijo Arena 315 – yo fui quien derribo al murciélago con la roca, hay que construir más catapultas y conseguir las rocas. Para protegernos podemos utilizar hojas para evitar el agua
- Y si esas cosas de hielo ¿Nos atacan? – dijo Arena 10
- Buen punto, – dijo Arena 15 – las catapultas pueden servir para derribar a esas cosas
- ¿Y si hace otros animales? – dijo Arena 300
- ¿Cómo cuáles? – preguntó el rey
- No sé, serpientes, más murciélagos, tal vez arañas o qué se yo – contestó Arena 15
- ¡HAY QUE ATACAR PRIMERO! – gritó el rey
- ¿¡QUÉ!? – las arenas contestaron
- Sí, no podemos esperar a que nos ataquen de nuevo, vamos a atacar a esos tan extraños intrusos que nos encontramos por error, preparen todo, atacaremos una vez que termine de hacer a los guerreros hasta llegar a la Arena 5000 prepararemos las catapultas y ustedes ya habrán hecho más catapultas y traerán consigo piedras el doble de su tamaño, trataré de hacer animales más grandes. ¡VAMOS!
- A la orden – contestaron todos los comandantes
Los comandantes dijeron a todos que
se prepararan para el día siguiente, saldrían de nueva conquista. Los
preparativos para todos estos actos bélicos iniciarían a la mañana siguiente.
Guerra de las bestias 1
El rey se fue al desierto donde las
arenas del reino no se ven, comenzó a aplaudir hasta llegar a los cien aplausos
y las arenas comenzaron a enredarlo en una esfera de arena del tamaño de dos
sandias que luego envolverían puntos aleatorios para crear a los próximos
guerreros que completarían a los 5000 guerreros. Las tropas recién creadas
marcharon en gran caravana al reino para poder crear las catapultas y cargarlas
con las rocas, los demás comenzaron a armar lanzas con los palos sobrantes de
las catapultas y las pequeñas rocas que se desprendían de las más grandes.
El rey veía a lo lejos que el reino comenzaba a planear la guerra, pero él sentía un presentimiento terrible del cual se arrepentiría después. Quitándose eso del pensamiento intentó hacer criaturas más grandes que los pequeños camellos que hacía, comenzó a hacer intentos con pequeñas arañas y comenzó a hacer animales como los murciélagos. Fue un verdadero fiasco ya que no pudo hacer ningún animal que volaba, pero pudo hacer una serpiente del triple de tamaño del pez rosado que les atacó en el puente de hojas. Únicamente pudo hacer dos víboras y diez arañas patonas del tamaño de cinco hombres de arena. El rey subió al lomo de una de las serpientes y se dirigió al reino, los demás animales lo siguieron al reinado. Cuando llegaron las arañas empezaron a derribar las murallas del castillo.
- ¡Animales tontos, no hagan eso! – se estaba agarrando la cara de desesperación – ¡ALTO!
Las arañas pararon y se reorganizaron frente a la serpiente que montaba el rey, en esos momentos los guerreros salieron y se impresionaron al ver animales tan grandes que creó el rey.
- Salgan todos y prepárense para caminar a una gran cruzada – gritó el rey
- ¿Cómo creó esos animales? – preguntó Arena 2
- No tengo ni la menor idea – contestó el rey
- ¡Oh!
Todos los habitantes de arena salieron y rodearon a las dos serpientes
- ¡Amigos y compañeros! – comenzó el rey – Hoy iniciaremos una cruzada que parecerá interminable, probablemente tengamos muchas bajas al hacer estas acciones bélicas, pero lo valdrá – aumentó el nivel de su voz – No hemos de olvidar el esfuerzo de ninguno, como lo fue el gran descubrimiento de Arena 80. ¡Ahora vayamos a conquistar o ser conquistados!
Se escucharon chiflidos y aplausos
de fondo, los guerreros tomaron a las arañas y pusieron las catapultas de las
torres en las arañas, las demás las fueron arrastrando los camellos que tenían
de respaldo. Todos se fueron montados en camellos un poco más grandes y con las
lanzas que habían creado, los comandantes y el rey estaban montando en las serpientes.
El gran reino de arena se envolvió en una cortina de polvo y se volvió arena
guardándose en el pequeño jarrón del rey, toda esa arena servirá para mucho
después.
Fueron al norte hasta llegar a la pradera y la noche les cayó encima, acamparon ahí y cada hora se cambiaban las guardias para evitar alguna emboscada. El sol salía por el occidente y partieron con los primeros rayos de sol, continuaron hasta llegar a la parte selvosa y en tono bajo comenzaron a susurrar “con cautela” ante todos los hombres. Llegaron completos hasta las orillas de la laguna, pero al caminar por toda la orilla del lago no estaba el puente de hojas, parecía como si se hubiera desaparecido o hundido a propósito.
- ¿Dónde está ese dichoso puente? – dijo Arena 300
- Aquí debería estar – dijo con voz entrecortada el rey
- ¿¡Venimos hasta acá para nada!? – gritó Arena 333
- No es eso, algo aquí debió de suceder – dijo el rey
- ¿Qué es lo que pasaría en este lugar tan hostil? – gritó
una voz a lo lejos
- Tal vez algún animal destruyó ese puente – contestó el
rey
- ¿Qué clase de animal podría destruir algo así como
usted describe? – dijo Arena 10
- Hay muchos animales, pero si no hay puente no podemos
continuar
- ¿Sugiere que nos vayamos? – preguntó Arena 4
- Es la única opción que nos queda, o acaso ¿Alguien de
ustedes quiere sacrificarse para entrar al agua?
Un intenso silencio se escuchó, y
sin más que decir partieron de vuelta, todo el ejército de arena desaparecía
entre la selva espesa, todos ya se habían ido. Arena 5000 se quedó al último
pues una hoja lo había empujado hasta la orilla de la laguna, corriendo para
reintegrarse al grupo corrió para adentrarse entre las espesas hojas, pero
antes de entrar escuchó algo que venía del lago y era el puente de hojas que
estaba emergiendo del fondo. Pronto que salieron las hojas, venía algo grande y
Arena 5000 se escondió entre unas hojas cercanas, cuando se escondió venía un
ejército más numeroso en animales y de tropas se dirigía hacía el camino que
habían tomado el ejército de arena. Se conformaba de la reina de hielo que
cabalgaba una especie de oso polar, le seguían mil hombres caminando y mil en
caballos de nieve, arriba de ellos estaban unos hombres montando murciélagos de
hielo. Sería una masacre total contra los guerreros de arena. El ejército de hielo
se adentró a la selva y solo quedó su rastro de nieve, el puente de hojas de
nuevo se sumergió.
Cuando se fueron, Arena 5000 corrió
lo más rápido que pudo para poder alcanzar al ejército de arena e informarles
de eso, corrió hasta que sus piernitas no pudieron y se transformó en polvo de
arena tan liviano que pudo volar junto con el aire. Él sabía que era polvo,
pero no sabía porque se pudo transformar en eso, supuestamente nadie podía
hacerlo más que el rey. Vio el paisaje de la jungla en muchas perspectivas
distintas y pudo ser más pedazos que su número asignado, era tan poderosa esa
sensación de poder volar con el aire y ser libre por unos momentos, ser uno y a
la vez muchos, era casi místico.
Vio al ejército de hielo y los atravesó como si nada, cuando llegó a la pradera vio al ejército de arena, bajó donde el final del ejército de arena y pudo regenerarse con unas pequeñas alteraciones como sus brazos en sus piernas. Fue rápido con el rey y le dijo.
- ¡ALTO!
- ¿Quién dijo alto? – gritó Arena 315
- Yo, Arena 5000
- Dime ¿Qué pasa?, ¿De dónde apareciste? Y ¿Por qué estás así? – dijo el rey de arena – deja rearmarte
- Sí por favor
Después que lo rearmara le dijo
- Rey, hay que huir de inmediato
- ¿Por qué? Vamos a buen paso como para aumentarlo
- Porque ya viene el ejército de hielo
- ¿Cómo lo sabes? – dijo Arena 300
- Porque yo los vi
- ¿Cómo los viste? – dijo Arena 10
- Porque volé en el aire, me pude hacer polvo de arena
- ¿QUÉ? – exclamaron todos los comandantes y el rey
- Sí, acabo de aterrizar a la cola del batallón, era una
experiencia única, inimaginable, excepcional, indescriptible y no sé cómo
explicarlo.
- Explícate, ¿Cómo sabes que ya viene el ejército de
hielo y cuántos vienen?
- Después de que me dejaran en la retaguardia y una hoja
me empujara, el puente de hojas se alzó del agua y el ejército salió, eran más
de mil guerreros a pie, más de mil guerreros a caballo de nieve y más de mil
voladores
- ¿Estás seguro? – dio Arena 333
- Sí, atravesé sus ejércitos cuando estaba hecho polvo
- ¿Cuánto tiempo nos separa de ellos? – dijo el rey
- Después de mi explicación y si no avanzamos ahora, creo
que ya están detrás nuestro
- ¿Nos retrasaste a propósito? ¡MÁTENLO POR TRAIDOR! –
gritó Arena 333
- ¡No soy ningún traidor! – contestó Arena 5000
- ¡CÁLLATE ARENA 333! – exclamó el rey – Ahora hay que
apresurarnos antes de que esos guerreros lleguen
- Podemos detenerlos aquí y ahora – dijo Arena 15
- No quiero comprobar si podemos ganarles o no – dijo el
rey
- Si no los enfrentamos ahora ¿Cuándo será eso? – dijo
Arena 30
- ¿Por qué me ponen en este dilema? – dijo el rey
murmurando - ¡YA SÉ!
- ¿Qué? – dijo Arena 10
- Hay que lanzarles ese pequeño arbusto y dejar que las
serpientes luchen con los que puedan en lo que nosotros ganamos tiempo –
angustiado el rey
- Solo nos servirá pocos minutos en lo que llegan los
incautos – dijo en voz baja Arena 5000
- ¡Muévanse! – gritó el rey – Ya han de llegar
Se bajaron de las serpientes y comenzaron a acelerar el paso. Las serpientes tomaron el pequeño arbusto con sus colas y esperaron a que los guerreros del hielo llegaran, les tendieron una pequeña trampa ya que éstas se deshicieron a simple arena. Cuando la caballería helada llegó las serpientes lanzaron al aire el arbusto seco y les dieron a cien hombres de hielo, los murciélagos alados llegaron y destrozaron a una serpiente igual que si fueran águilas. La otra serpiente pudo destruir algunos caballos que traían, pero el agua que escurrían los guerreros caídos le imposibilitó moverse del lugar donde estaba, los murciélagos le harían lo mismo que a la otra serpiente.
- ¡Mis niños! – gritó la reina de hielo – Estaremos a punto de conquistar algo inimaginable
- ¿Qué será mi señora? – dijo el oso en el que cabalgaba
la reina
- Un reino que hace mucho tiempo debí de conquistar mi
querido oso
- ¿Qué ganamos con eso? – cuestionó el oso
- Eliminamos a los que nos querían conquistar
- ¿Y sí ellos llegaron por casualidad? – replicó el oso –
¿Qué tal y hay otros guerreros como él y usted que sea más poderoso que los
dos?
- No creo que hubieran llegado por casualidad. Tal vez
hay más guerreros como nosotros, pero no quiero averiguarlo de nuevo
- ¿Qué son ellos?
- Para mí, unos ingratos y técnicamente son de arena, un
material que solo había visto en los códices que tenemos en el castillo
- Hablando de castillo ¿No cree que puedan atacar el
castillo?
- Aunque quisieran no podrían, el puente está bajo el
agua y ellos no pueden pasar sobre el agua. Además, está Copo.
- ¿Está segura de lo que estamos haciendo?
- Siendo realista, no. Digo, es la primera guerra que
tengo, tú eres el primer animal que creé y no necesité de en reino ni a quien
gobernar, déjame divertirme un poco y aparte, ¿Crees que estar más de mil años
ahí encerrada no desesperan?
- No pues sí, matan a cualquiera. Aun así, tengo un mal presentimiento
- No tengas eso, no pasará nada de lo que nos podamos
arrepentir, o eso creo. ¿Y por qué estás tan preguntón últimamente?
- Solo por hocicón
- Y sí te queda eso de hocicón, ve que hocico tienes
- Cambiando el tema, ¿Sabe a dónde vamos?
- ¡YA DEJA DE CUESTIONARME! – elevó la voz – Realmente no
sabía hacia donde nos dirigíamos, ahora con el rastro de estas huellas de rueda
ya sé a dónde vamos
- Reconsidérelo, mi señora
- No voy a reconsiderar nada. ¡Ala tres!
- ¡MANDE MI SEÑORA! – grita un jinete arriba de un
murciélago
- Vuela más rápido y checa dónde están y planear una
emboscada
- ¡Claro, mi señora! – parte volando
- Si esta guerra no la gano, no sé qué pasará – dijo la reina
- ¡Tengo un mal presentimiento, terrible! – dijo el oso
- Para la próxima que creé animales no les pondré
conciencia, me cuestionas mucho
- No la cuestiono, estoy haciendo un monólogo
- No veo a ningún mono aquí cerca
- ¡Ay! Que noche larga será
El sol comenzó a ocultarse, la noche cada vez se hacía más notoria y el ejército de arena se detuvo a descansar un par de momentos, algunos hombres de arena vieron algo que relució en el cielo nocturno y desapareció, el rey de arena no le tomó mucha importancia a eso y dejó un poco de su arena para conmemorar a las dos serpientes que de seguro perecieron en la batalla con ese ejército de hielo. En el otro lado del mapa, el ejército de hielo se movilizó con mayor rapidez ya que el frío aumentaba conforme el caer de la noche y el frío era mayor benefactor para ellos. El jinete regresó algo derretido e informó.
- Señora mía
- ¿Qué te pasó Ala tres?
- Por el sol de la tarde me derretí un poco
- Deja te refresco un poco
Sopló muy suavemente hacia el jinete
y su murciélago y ambos se regeneraron por completo. Hizo lo mismo con todo su
pelotón.
- Ahora sí, dime que viste
- Se quedaron a unos cuantos kilómetros en la dirección que estamos siguiendo, están descansando un poco, si nos apresuramos podremos alcanzarlos para el amanecer
- El amanecer será mucho tiempo, además que nos podremos derretir en cualquier momento
- ¿Qué hacemos mi señora?
- Déjame pensar Ala tres, puedes irte
- Gracias, señora
- ¿Qué va a hacer señora? – dijo el oso
- Cállate por ahora, déjame pensar – le dijo la reina
- ¿Y si sopla en el suelo en la dirección que vamos?
- ¿Eso para qué, oso?
- Podemos hacer una pequeña pista de hielo, podemos subirnos a ella y con un pequeño impulso de los murciélagos…
- ¡PODEMOS ALCANZARLOS MUCHO ANTES DEL AMANECER! – exclamó con emoción – ¡ERES UN GENIO!
- ¿Entonces lo vamos a hacer?
- Claro que sí, háblales a todos en el pelotón para hacer eso, mañana tendremos esa tierra llamada desierto y con las grandes aguas de las costas
La reina se bajó del oso y los
reunió, les explicó la idea de la pista o carretera de hielo con la cual harían
menor tiempo al que se harían caminando, solo necesitarían el impulso de los
murciélagos para el primer impulso y de ahí todo sería relativamente fácil,
todos accedieron y la reina se adelantó a hacer algunos metros de hielo para
dirigir la encrucijada con el otro ejército y hacer más carretera de hielo.
Guerra de las bestias 2
El rey ya había despertado para
hacer su guardia antes de partir, muchos de los hombres ya estaban despiertos
para seguir con la cruzada para el reino, lo conmovedor es que solo los
separaban unos cuantos kilómetros, todo era serenidad y tranquilidad hasta que
uno de los hombres comenzó a gritar que se acercaban los murciélagos y todo el
ejército a toda velocidad. El rey subió a donde estaba ese hombre y dirigió la
vista a donde venía ese ejército, la pista de hielo había sido muy útil para
alcanzarlos. Los guerreros de arena despertaron a los pocos que estaban
dormidos, se pusieron en sus puestos de batalla, se cubrieron con algunas rocas
que estaban ahí y las utilizaron como murallas. Se prepararon para el ataque
inminente de los guerreros del hielo que en un par de minutos si no es que
menos estarían sobre ellos.
Antes de llegar, la reina dividió la
gran pista en seis conductos diferentes de los cuales rodearían al ejército de
arena, ya se estaban acercando y la tensión por los dos bandos seguía
incrementando. Las catapultas empezaron a atacar esa pista de hielo, muchas
rocas dieron a la caballería y uno que otro murciélago, pero no detuvo al
ejército helado. La catapulta más grande le dio a la rampa principal y derribó
al ejército, los frenó momentáneamente, pero no los detuvo. El ejercito de
arena inició el ataque y el ejercito de hielo abatió el primer ataque.
La guerra de las bestias ya había
iniciado.
El ejército de arena inició atacando
al verdadero peligro que fueron los murciélagos con las catapultas, la
caballería helada atacó a los camellos de arena derribándolos y deshaciendo a
los jinetes junto con los camellos. Las arañas de arena atacaron a todo el que
pudieron, pero igual que las serpientes, los murciélagos deshicieron a las
arañas con una simple mordida. Las arenas y el agua escurrían como si fuera
sangre en el campo de batalla.
El ejército de arena estaba
sufriendo muchas bajas y no podían hacer casi nada así que el rey de arena, en
una acción desesperada, lanzó el tarro con las arenas recolectadas de todos los
lugares y creó a un verdadero monstruo de arena como jamás se había visto, era
una serpiente de dimensiones diez veces más grande que Copo. Esa serpiente comenzó
a destrozar al ejército de hielo como verdadera asesina serial.
El ejército de arena reunió la arena
de los soldados caídos y el rey volvió a armar todos los que pudo ya que esa
gran serpiente sirvió de distracción perfecta para rearmarlos y huir de esa
emboscada que les estaba matando hasta el ultimo hombre y bestia creadas.
Los murciélagos no le podían hacer
frente a esa serpiente, todo el ejército se centró en atacar sin piedad al gran
blanco andante, la reina helada se hartó de esta situación, decidió que con
toda la nieve que no se había derretido de los guerreros caídos, con un
chasquido suyo la reunió en una bola de nieve casi del mismo tamaño de la
serpiente y dijo unas palabras inentendibles y se lanzó la bola de nieve hacia
la gran víbora. El impacto fue tal que el sonido que provocaron estos dos se
pudo comparar con una explosión volcánica. La culebra junto con la bola de
nieve se deshizo en cuestión de segundos, el agua y la arena hacían un
escenario costero. Cuando por fin pudieron eliminar a la bestia, el ejército de
arena se encontraba lejos de la zona de desastre campal. La reina de hielo
quiso poner fin a esta batalla de una vez por todas, se montó en un murciélago,
pero con un ligero cambio que le había hecho pues ese cambio fue que lo hizo
del doble de tamaño con todos sus guerreros, jinetes y otros murciélagos, el
único que quedaba con la reina era su fiel oso.
El murciélago alzó el vuelo y
montados en su lomo se encontraban la reina y su oso. Como un verdadero kamikaze
se lanzó contra el ejército de arena sin importarle nada, antes de que se
estrellara con el ejército, el oso la tomo de un brazo y saltaron del
murciélago todo encarrerado hacia el ejército de arena. El rey dirigió su vista
hacia arriba y con sus arenas pudo hacer un escudo que protegería a todos los
guerreros de arena, tristemente el final sería otro. Una gran capa de polvo se
alzó hasta llegar a la reina de hielo que, todavía estaba en el aire cayendo,
la empujó con bastante fuerza lanzándola a cinco metros de ese punto. El rey de
arena, que estuvo en el punto de la coalición lo lanzó mucho más lejos pues se
encontró a diez metros del punto. El sol se postró en su punto más alto, era un
verdadero infierno en esos momentos de colisión. Ambos se desmayaron.
Al despertar, la reina de hielo notó
que el rey de arena venía a toda velocidad hacia ella, se levantó y trató de
levantar al oso, pero estaba muy malherido. El rey llegó donde la reina
- ¡DEMENTE!, – gritó el rey encima del camello – ¡MALDITA LOCA DESQUICIADA!, ¿¡ES ESTO LO QUE QUERÍAS!? – empieza a sollozar
- ¿Qué pasó? – ingenua
- ¿Qué pasó? – murmura – Dices ¿¡Qué pasó!? – comienza a
gritar – ¡ACABASTE CON TODO MI REINO! ¡CON TODO LO QUE HICE!
- ¡SON LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA! – altanera –
Además, tú fuiste el que me quiso conquistar el reinado
- A los dos el destino nos castigó – comienza a llorar –
acaso ¿Qué no ves que no podemos hacer nada ya?
- ¿¡QUÉ!? – sorprendida
- Ya no puedo hacer mis magnificas arenas, no las
controlo ya, y tú ya no puedes hacer nada. Mi camello se está deshaciendo y tu
fiel ayudante también se está derritiendo, ya no hay nada que hacer
- Oso, respóndeme, ¡OSO!
- Mi tiempo fue bueno con usted mi señora – contestó oso
- ¡No te mueras por favor! – comienza a llorar pequeñas
lágrimas de hielo
- Mi tiempo llegó – contestó dificultoso – ya no lloré,
estaré bien…
- Lo estarás, veremos la forma como sanarte – sollozando
- Váyase ya, no llore por mí, de todas formas, yo ya
estoy muerto
- ¡NO, POR FAVOR!, ¡NO TE VAYAS!
Lo abrazó y las lágrimas de hielo no
hacen nada más que más agua, el pobre oso ya se había derretido y evaporado por
el calor que yace sobre ellos.
- ¿Qué haremos? – pregunta la reina de hielo
- Yo me iré caminando a lo que era mi reino de arena y
perderme con la arena
- ¿Dónde está tu camello? – limpiándose las lágrimas
- Al igual que tu oso, mi camello se desmoronó
- ¿Por qué llegaste a mis tierras?
- Fue una jugarreta del destino
- ¡PERDÍ TODO! – gritó con desesperación
- Lo perdimos todo – murmuró en su grito doloso
- ¡Vete a tus tierras!, ya no las quiero, regresaré a las
mías a morir sola y desamparada
- ¡LÁRGATE MALDITA BRUJA! ¡TÚ PROVOCASTE ESTO!
Ambos se van en direcciones
opuestas. El rey de arena se quedó inmóvil entre las arenas del desierto y se
transformó en polvo arenoso, se unió con una tormenta de arena para encontrar
su final. La reina de hielo se fue a lo que era su castillo y, para su
sorpresa, el puente de flores no le respondió y el castillo helado ya se había
derretido, fue con Copo al fondo de la laguna para derretirse y posteriormente
convertirse en agua cristalina.
Alguien, quizá un dios omnipresente
que no podemos ver de nueva forma creó nuevamente a los dos individuos en sus
respectivas tierras y la historia se repetiría una vez más…
Dibujo: Samuel Ortiz
Créditos: Doctor Suavecito
Comentarios
Publicar un comentario