Maldita vida, bendita muerte
Nadie es experto en la muerte,
créanme pues sufrí mucho,
desde aquel día de mala suerte
y ahí lucho,
lucho ante mi mente,
también por tanto que escucho.
No quiero abrazos pues me lastiman,
no quiero palabras pues me borran la
sonrisa,
no quiero recuerdos pues las
lágrimas me oxidan,
y no quiero hipocresías pues en vida
nunca se olvidan.
Sé que la muerte es natural,
solamente es la ausencia de la vida,
debemos tener un punto neutral
y no seguir abriendo la herida.
Ni dinero ni nada,
quiero tenerte de nuevo conmigo,
sé que es imposible traerte del más
allá,
así que quédate en mi memoria
mientras felicidad consigo.
Lloré como un bebé,
quizá peor que uno,
me secaron como nunca,
y como tú, ninguno.
Muriéndote te abracé,
supe que sería la última vez que te
vería,
te apreté y sollocé,
y otro jarocho como tú jamás
conocería.
Créditos: Doctor Suavecito
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