Mis masas
Los panes de la
tienda de la esquina estaban planeando un atentado contra el panadero… El
panadero era un hombre fornido, bigotón y malgeniado, pero hay que admitir que
sabía hacer un muy exquisito pan; creaba familias enteras y después las
separaba para poder venderlas por montones. Una noche, cuando la tiendita ya
había cerrado, una concha empezó a hablar y se dirigió desde los besos, las
campechanas y las orejas hasta los cuernos, los ojos de buey y los puerquitos;
llamó a sus ánimos independentistas y guerreros para poder luchar contra aquel
que los vendía sin parar. Durante el trayecto de la noche la líder concha
planeó todo para cuando viniera el panadero.
Cuando
el dueño llegó casi se resbala por la lluvia que apenas iniciaba. Junto con él
entró una pequeña cucaracha dirigiéndose a los panes. El hombre prendió las
luces y comenzó a trapear y, consigo, a revisar el pan; curiosamente, el dueño
vio que la concha tenía una cucaracha así que pudo agarrar a la concha junto
con la cucaracha y las lanzó a la calle.
La
lluvia se hizo más fuerte y la concha se creía derrotada, no por el agua, sino
porque nunca pensó ese desenlace. Para la pobre concha le llovió sobre mojado
pues una rata salió de la coladera, la vio e inició a desmembrarla parte por
parte hasta solamente quedar sus partes más detestables según la mísera rata…
Créditos: Doctor Suavecito
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